¡Porque sólo anticipándote podrás triunfar. Porque sólo podrás anticiparte si tienes un plan!

El subsidio a los alimentos

Alimentos

Dejemos de lado si son pertinentes o no, esa es otra discusión. Asumamos que los subsidios a los alimentos son necesarios, éticamente correctos y además que el Estado cuenta con medios para hacerlo. Creo que en alguna medida u otra los supuestos anteriores son defendibles. Ahora vamos al punto crucial ¿Es la política de subsidios generalizados mediante controles de precios la mejor manera de hacerlo?

En Venezuela el subsidio a los alimentos ha operado deprimiendo artificialmente los precios mediante el control de cambio y precios. Aquellos alimentos con un fuerte componente importado, como por ejemplo las pastas de trigo, son subsidiadas importando materia prima a un tipo de cambio extremadamente sobrevaluado y obligando a las empresas a vender a precios de chiste. Para aquellos productos cuyo mayor componente es nacional la carga de subsidio recae fundamentalmente en los productores. Estos productores no solo venden en muchos casos con márgenes ridículos sino que además están sometidos al acoso gubernamental día sí y día también.

El subsidio a los alimentos basado en los controles de precios es insostenible y lo que estamos presenciando desde hace algunos meses es el colapso total de un esquema que se inició en 2003 con la apertura del primer Mercal en Ruiz Pineda. La distribución de alimentos subsidiados dio enormes réditos políticos a la actual clase dirigente. El auge de los precios del petróleo permitió que el esquema se alargase en el tiempo. El actual deterioro en la popularidad del gobierno se debe en gran medida al colapso del sistema de distribución de alimentos subsidiados.

El esquema de distribución de alimentos no respondió, como el chavismo pretende hacer creer, a una preocupación fundamental por el nivel de vida de las clases más necesitadas. El sistema fue concebido para beneficiar al mayor número de personas posible y de esta manera generar un amplio piso político. Desde el punto de vista político el sistema operó muy bien mientras el ingreso petrolero fue creciente. En el momento en que los precios dejaron de crecer comenzaron a vérsele las costuras. El sistema habría colapsado con o sin la caída en los precios del petróleo. Hoy no hay incentivos para producir, no hay dólares suficientes para importar y además existen cuantiosos incentivos para arbitrar los productos en mercados alternativos. Fin del cuento.

Es mentira que el apoyo a los sectores de menores recursos facilitando el acceso a alimentos sea únicamente posible en “socialismo”. El subsidio a los alimentos está ampliamente extendido en el mundo. Quizás el país donde se gasta más dinero en este tipo de subsidios sea en los EE.UU. (más de US$ 70.000 millones al año y se benefician más de 45 millones de personas). La diferencia es cómo lo hacen. No es un subsidio generalizado sino enfocado en atender a aquellas personas que realmente lo necesitan. Para ello se realizan evaluaciones sobre los medios con que cuentan las familias y en base a ello se les otorga el monto correspondiente de ayuda. En el pasado era conocido como Food Stamps Program hoy es conocido por las siglas SNAP. A los beneficiarios se le otorga un bono de alimentación que pueden gastar en comida con tarjetas electrónicas o vales. El precio del producto que adquieren es determinado por el mercado y el subsidio es directo. El sistema no se sustenta bajo una depresión artificial de los precios, no hay problemas de acaparamiento, contrabando de extracción o escasez.

El problema de implementar un esquema de subsidio a los alimentos como el anterior es que se requiere un proceso de evaluación de medios. Este proceso lleva tiempo y requiere organización. Un programa de estas características busca dar alivio a los sectores más necesitados sin destruir el aparato productivo y generar terribles incentivos en los consumidores. Un programa así es muy superior al esquema empleado en Venezuela ¿Por qué nos empeñamos entonces en hacer las cosas mal? La respuesta fundamental es que el programa de asistencia alimentaria del chavismo tuvo y tiene un objetivo político. La segunda respuesta es que implementar un esquema superior requiere organización, disciplina y sobretodo gente que mire estos programas no como una forma de repartir renta sino como una asistencia temporal a aquellos más desfavorecidos. El chavismo nunca lo vio así, al parecer tampoco tendrá tiempo para mirarlo de forma diferente.

Francisco Ibarra Bravo

@franibar10

Director de @Econometrica