A Dios rogando y con el voto dando
Habrá elecciones y afortunadamente la oposición presentará candidato. En política no existe aquello de boto tierrita y no juego más. Las condiciones no son las mejores, ni siquiera se acercan a los mínimos para tener cierta esperanza de un cambio de gobierno. El ventajismo aparecerá de nuevo, todo el show que montaron con el tema del financiamiento de la campaña de la oposición tenía un objetivo determinado y era garantizarse que tendrían en frente a una oposición disminuida para las elecciones. El financiamiento de la oposición con lupa, el del oficialismo con venda. No importa que todos sepamos de donde viene el dinero para la compra de las camisas rojas, viene de la misma partida de los Jeeps de Ciliberto. Queriendo ser diferentes han terminado siendo iguales, o peores.
La oposición ha optado por el menor de los males. El mal de presentarse a unas elecciones cuesta arriba, en desventaja y con el árbitro que tenemos. Todo esto lo sabemos. Algunos insistirán en que presentarse a estas elecciones es un suicidio, suicidio sería no hacerlo. Ir a elecciones es como un músculo, sino se utiliza se atrofia. Conseguir financiamiento, hacer campaña, organizar y entrenar el recurso humano para que trabaje en las elecciones, etc. Todo lo anterior toma tiempo y esfuerzo. Ese trabajo se debilita si la decisión es no acudir a las elecciones. La oposición ha actuado de forma responsable con la gente a quien representa y con el país en general. La oposición aprendió de los errores que cometió y no está dispuesta a cometerlos de nuevo. Esta es una buena noticia.
La participación de la oposición no necesariamente implicaba que Capriles sería el candidato. Si me perdonan las damas, a Capriles le tocó bailar con la más fea. No solo se ha de enfrentar a todo el aparato del Estado, sino que además ha de luchar contra el fantasma del ausente. Capriles se expone a una nueva derrota. Se le ha pedido que salga al campo con el partido en contra y con un árbitro zascandil. No debe haber sido una decisión fácil. Los riesgos son enormes. Después de todo, en política, como en el resto de las cosas, no siempre se cosecha lo que se siembra y hay mucho caimán en boca de caño. Su actitud me indica que no me equivoqué en mi artículo justo antes de las elecciones. En aquel momento escribí que Capriles se había ganado a pulso, cuando menos, ser el líder de la oposición. Su decisión reconforta y anima a una alicaída oposición tan presta siempre a devorar a sus propios líderes. Su rueda de prensa el domingo ha sido lo mejor que le ha ocurrido al país en todo el 2013. Quizás el esfuerzo no sea suficiente, pero no por ello deja de ser un gran esfuerzo y un paso más en el camino de instaurar una verdadera democracia en el país. A Dios rogando y con el voto dando. No nos queda otra.
Francisco Ibarra Bravo
