Cuba y la devaluación
|Cuando venga la devaluación, opositores y oficialistas, civiles y militares, todos, pensemos en el subsidio a Cuba, y en lo necesario de revisar las relaciones con ese país. Son 12 mil millones de dólares que les regalamos al año, que de liberarse podrían haber evitado tener que devaluar.
Para el momento de escribir este artículo, aún no han devaluado el tipo de cambio oficial. Pero, deben estar por hacerlo muy, muy, pronto. El paquetazo cubano le restará aproximadamente un 50% de poder de compra al bolívar versus el dólar estadounidense; es decir, la primera devaluación del tipo de cambio oficial en 2014 podría llegar al 100%; la primera, porque habrán más (el dólar SICAD debería subir en la misma proporción).
Hasta que no devalúen, no podrá contenerse (más que reducirse) la alarmante escasez. Aunque un grupo del gobierno (los comunistas) buscan la escasez para poder meter la libreta de racionamiento (la militarización plena y el comunismo), otro (pragmáticos y mafiosos) sugiere devaluar para contenerla, por miedo a una insurrección (digamos, el cálculo político es que la devaluación y la inflación causaría enorme descontento, pero, mucho menor al que causaría un aumento de la ya alarmante escasez).
La devaluación contiene la escasez por al menos dos razones fundamentales. Primero, al ser una suerte de decreto de incremento generalizado de precios reduce el salario real (el poder de compra del salario), lo que hace disminuir el consumo por hogar y rendir un poco más el producto escaso. Y, segundo, al servir de justificación razonable para el incremento de costos y precios, facilita la reposición de los inventarios de bienes escasos, ya a que los nuevos precios sí tiene incentivos el mayorista para transferir productos al detallista, quien vende al consumidor final (únicamente a los nuevos precios en bolívares más altos los importadores podrán hacerse de suficientes dólares en el mercado paralelo y oficial para volver a importar).
Tal y como hemos sostenido reiteradas veces, dada la escasez de bienes y divisas, los desórdenes salariales, fiscales, monetarios y cambiarios, y la costosa relación con Cuba, falta mucho más por devaluar.
Ángel García Banchs