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La transición esperada

Descartado el totalitarismo el 6D, quedarían hoy dos transiciones posibles a imaginar. Las llamaré “superior” e “inferior”, aunque ambas impliquen mejoras significativas respecto a la situación actual.

Las dos representarían un avance indiscutible en el corto plazo; entre otras razones, porque nada podría ser peor a la situación de hoy salvo la guerra civil o el totalitarismo, arriba descartados; lo anterior, al no considerar el conflicto inevitable entre las FAN y los grupos de pranes, guerrillas, paramilitares y colectivos como un conflicto civil tradicional.

La transición “inferior” sería superior en el mediano plazo, pero inferior en el largo. Mientras que, la “superior” sería superior en el largo, pero inferior en el mediano plazo.

Ambas implicarían una reforma económica, política e institucional; compensación o subsidios transitorios para los perjudicados y excluidos; la garantía de la seguridad de la persona, los bienes y la propiedad; la asistencia multilateral (FMI, BM, BID y CAF); la restructuración de la deuda; la privatización de activos; el levantamiento de los controles de precios y cambio (una unificación cambiaria); una apertura petrolera y no petrolera; el restablecimiento de la República y el sistema de mercado; políticas de estabilización, así como de desarrollo y transformación; y probablemente solo en el caso de la transición “superior” un nuevo pacto sostenible entre partidos, gremios, sindicatos, las FAN, la Iglesia y la academia (a favor de la Democracia y la paz, y en contra del populismo).

Pero, mientras la “superior” implicaría una economía de libre mercado con los capitales mal habidos durante el chavismo recuperados por vía judicial, la “inferior” implicaría una economía de mercado, pero no libre, sino con oligopolios y protección para grupos y capitales específicos (i.e. protección para capitales mafiosos que se harían productivos).

Mientras la “superior” implicaría prisión para muchos delincuentes de ambos lados que saquearon nuestro país (la prisión para los embarrados de la cintura para arriba), la “inferior” implicaría prisión solo para muy pocos (los embarrados hasta el cuello).

Mientras en la “inferior” la protección de las actuales mafias haría crecer con fuerza a la economía productiva en el mediano plazo (por la enorme inversión y legitimación de capitales – hasta unos 300 mil millones de dólares, una parte no despreciable de los cuales cubiertos de sangre), en la “superior” las instituciones serían incluyentes y tendientes a la competencia plena. Mientras en la “inferior” mejoraría la calidad de vida, en la “superior” el bienestar y poder de compra del ciudadano sería el máximo posible (e.g. en vez de oligopolios, prevalecería el mayor grado de competencia alcanzable).

¿Cuál es la transición más probable? Para muchos, “la inferior” por al menos dos razones. La primera, porque sería la transición capaz de amasar el mayor apoyo político, en el sentido de que sería la opción capaz de superar cierta masa crítica o mínima requerida para darse en la práctica. Y la segunda, porque contaría con el apoyo de la mayoría de los políticos “más viejos” o influyentes, en tanto que les ofrecería mayores beneficios a mediano plazo (quien tenga la expectativa de vivir 10-20 años más, probablemente prefiera la transición “inferior” con el mejor mediano plazo, no porque a los 10-20 años no se habrían sentido aún los beneficios de la transición “superior”, sino porque no es lo mismo disfrutar las bondades al inicio del período que a la mitad – la excepción sería la de los más ilustres, aquellos dispuestos a sacrificarse por la patria o futuras generaciones).

¿Cuál de las dos deseamos la mayoría de los ciudadanos? En mi opinión, la “superior”; así que, exijamos que se imponga.

Ángel García Banchs

@garciabanchs

Director de @Econometrica