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La inflación que vendrá

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En el presupuesto del año que viene colocaron la inflación esperada entre 26% y 28%. Si el año pasado nos parecía que colocar una inflación entre 14% y 16% era poco más que una burla, la inflación estimada para el próximo no es menos. El gobierno ha decidido seguir haciendo del presupuesto público un mero parapeto que poco tiene que ver con la realidad económica del país y con lo que al final terminarán siendo los ingresos y gastos públicos. La presentación del presupuesto ha quedado únicamente en un formalismo, no aporta información importante ni siquiera para el mismo sector público.

El país cerrará el año con una de las mayores inflaciones de su historia fuera de los años en los que ha ocurrido una unificación cambiaria. Toda la retórica que han empleado los voceros del gobierno y BCV para tratar de minimizar el aumento de los precios, ha terminado por ser inútil: la inflación está descontrolada y los venezolanos lo saben.

El problema del aumento de los precios solo ha comenzado. Hace tan solo algunos meses muchos dudaban que la inflación a final de año pudiese acercarse a 50%. Ya es prácticamente una certeza que la inflación superará esa cifra y no somos pocos los que creemos que puede ubicarse por encima de 55%. A la par de ello, la escasez sigue aumentando y probablemente en enero del año que viene se registre una cifra similar a la de enero de 2008. Esta situación dibuja un entorno muy difícil para el gobierno que ya parece no tener más balas en la recámara. El discurso de la guerra económica suena hueco, por más que sea repetido constantemente por toda la red de medios de comunicación públicos o más concretamente, del PSUV.

A pesar de que la inflación actual es elevada, llegará el momento cuando la realidad nos termine de alcanzar, en que una inflación de 55% nos parecerá baja. En 1995 la inflación cerró el año en 56,6%; un año después, luego de la unificación cambiaria, la inflación escaló hasta 103,2%, en lo que ha sido la mayor inflación al cierre de un año de toda nuestra historia. Actualmente las condiciones están dadas para que se repita la misma historia. El gobierno podría optar por no levantar el control de cambio y hacer una devaluación mínima a 12 bolívares por dólar. Esta jugada solo le permitiría comprar algunos meses, algo similar a lo que ocurrió en 1988. El costo sería el de seguir acumulando desajustes y solo moderaría el incremento de los precios a un nivel similar al de este año. Otra de las alternativas sería hacer una maxidevaluación y tratar de apoyarse en ésta para generar un esquema de tipo de cambio único. En pocas palabras, la improbable decisión de eliminar el control de cambio. Si esa es la decisión que se toma, el salto en los precios el año que viene con total seguridad dejará atrás el registro de 1996. Una tercera alternativa sería algo intermedio entre las dos anteriores, en ese caso la inflación superaría la de este año, aun cuando probablemente no superaría el máximo histórico. En esta se seguirían acumulando problemas.

En cualquiera de los escenarios que trabajemos la inflación que vendrán en los próximos meses será, en el mejor de los casos, similar a la de este año. La meta inflacionaria contenida en el presupuesto no guarda ninguna relación con lo que actualmente está ocurriendo en la economía. Desde ya podemos asegurar que al igual que ocurrió este año, en el que viene, la meta inflacionaria volverá a quedarse corta.

Francisco Ibarra Bravo

@franibar10