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La independencia del BCV

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La carta de defenestrado ex ministro da para todo y es un documento histórico para entender el desvarío económico en el que hemos estado sumidos en los últimos 15 años. La mayoría de la gente se ha enfocado en las acusaciones de corrupción y sobretodo en las afirmaciones sobre la debilidad del presidente Nicolás Maduro. Es normal que así sea porque son los puntos más explotables políticamente pero el deber nuestro es analizar otros aspectos.

En la carta de despecho escribió Jorge Giordani dejaba entrever una especial amargura ante los “signos de independencia” que comenzaban a aparecer en el BCV y PDVSA. En primer lugar hay que decir que lo que para la mayoría de los economistas venezolanos ha sido el banco central más abyecto de nuestra historia, para Giordani todavía conservaba alguna nociva independencia. Lo segundo y más fundamental es que siempre dentro del proyecto chavista se consideró que la política monetaria debía estar al servicio del Gobierno,  y en particular como apoyo en procesos electorales. Esta confesión es quizás lo más notable de toda la carta-llanto de Giordani. Lo escribió sin ningún tipo de titubeo, sin ningún pudor y sin ningún remordimiento.

Uno de los peores daños institucionales que estos 15 años le han hecho al país ha sido precisamente convertir el BCV en un apéndice del Ejecutivo. Nunca como hoy el BCV fue menos independiente. Hoy el BCV está al servicio no solo del Gobierno sino de un partido político. Quienes hemos venido pagando la factura de este crimen somos todos los que utilizamos el bolívar como medio de pago.  El descalabro en el mercado de bienes y servicios, que se manifiesta en la inflación y la escasez, se debe directamente la política monetaria que para Giordani no ha sido lo suficientemente alcahueta. Este señor hasta el último día de su vida seguirá creyendo las tonterías que probablemente su padre le inculcó y que condicionaron toda su vida. Hay gente que termina siendo esclava de las ideas de otros.

Venezuela necesita un banco central independiente. En los próximos meses el país experimentará probablemente el mayor proceso inflacionario de su historia y es necesario que hagamos un esfuerzo para explicar el origen de este desastre. Los venezolanos tenemos que comenzar a recuperar las instituciones y ponerlas al servicio de la mayoría. La estabilidad de la moneda es un bien común y detrás de ese bien debe estar una institución sólida e independiente como el BCV. Por supuesto no la caricatura de banco central que tenemos ahora sino otro muy distinto.

Ahora, es necesario que entendamos algo, para que podamos contar con un banco central independiente y que pueda desarrollar una política monetaria orientada a la estabilidad de los precios debemos recuperar otro arreglo institucional que fue destruido por el genio de la carta. Ese arreglo no es otro que el fondo de estabilización macroeconómica. Aquellos que pongan en la mesa que debemos rescatar la independencia del BCV pero que no incluyan en su propuesta un sistema que estabilización frente a los choques petroleros estarán haciendo un trabajo incompleto. Nuestro banco central nos viene fallando no solo durante los últimos 15 años sino probablemente desde finales de los 70. Si un sistema de estabilización de los choques externos el BCV va a seguir siendo un mirón de palo en la política económica nacional siempre siguiendo lo que termine haciendo el fisco y PDVSA. Se ha reactivado la discusión sobre si dolarizar o no la economía venezolana; nuevamente seguimos pensando en soluciones mágicas y dejando de lado discusiones fundamentales. Debemos recuperar la independencia del BCV y para ello debemos contar con un fondo de estabilización no discrecional. Ambas cosas fueron destruidas bajo la tutela del “maestro” del finado. Prohibido olvidar.

Francisco Ibarra Bravo

@franibar10

Director de @Econometrica