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El socialismo y las fronteras

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Hace algunos días del gobierno ordenó el cierre de la frontera entre Colombia y Venezuela. No es la primera vez que lo hace. En estos 15 años han ocurrido periódicamente, bien sean por los ataques impulsivos del pasado presidente, o cómo ahora, por motivos efectistas. El Gobierno anuncia además que elevará a 17.000 el número de efectivos para custodiar la frontera. Cuando hablan de esas cifras me recuerdo cuantos días duró la movilización de 10.000 efectivos hecha por fallecido presidente cuando Colombia bombardeó posiciones de la guerrilla en Ecuador. Algunos creen que para movilizar y mantener efectivos militares solo hay que comprar pasajes en La Bandera y mandarlos con una lonchera.

Al socialismo le encantan las fronteras, mejor que fronteras son islas, porque así es más fácil controlar y chantajear a la población. En el Caribe hay un Alcatraz de más 10 millones de personas. El Muro de Berlín fue edificado por la Alemania que se decía democrática, la socialista. La idea no era que la gente no pudiera entrar sino que no pudiera salir. Esa es la diferencia entre los muros de los estados socialistas y los muros de los estados prósperos, muy criticables también.

Los gobiernos socialistas del pasado entendían la integración a fuerza de tanques, los más recientes lo entienden como compadrazgo y alcahuetería entre gobiernos. En ninguno de esos casos la integración termina beneficiando a los ciudadanos. La integración de verdad, la que cuenta, es a que ocurre entre los individuos, entre sus empresas y organizaciones. La integración de los gobiernos termina siendo una amenaza para el bienestar de los ciudadanos, la OEA es el mejor ejemplo de esto último, un club de gobiernos.

Celebrar el cierre de la frontera con Colombia es penoso, nuestro actual vicepresidente, cuyo gran mérito ha sido ser el yerno del finado, nos habla de “extraordinarios” resultados. Ni siquiera porque el actual presidente tiene ascendencia colombiana le tiembla el pulso a la hora de establecer trabas en los flujos de bienes y personas entre dos países donde no debería existir ninguna. Cerrar la frontera es una muestra más del fracaso de la política económica venezolana, que sigue buscando en los controles y el tutelaje militar la solución a sus problemas de mala gestión. Lo peor es que ahí no los hallará.

El contrabando en Venezuela tiene una razón lógica que deriva del empecinamiento de los controles sobre la economía que mantiene el Gobierno. El cierre de la frontera o lo que realmente implica, un mayor control de la FAN sobre ésta, no resolverá el problema cuando todos sabemos en realidad que la misma FAN está involucrada en el contrabando. La única forma de resolver el contrabando es que deje de ser lo enormemente lucrativo que es y eso solo se logra liberando los precios en Venezuela y ajustando el precio de la gasolina. Si el Gobierno está o no por tomar este tipo de medidas es otra discusión.

No existe ningún plan contra el bienestar del pueblo, ni tampoco una guerra económica. La única guerra contra el bienestar del pueblo es la idiotez económica que existe en el gobierno del cual el yerno-vice es una muestra. El futuro de Colombia y Venezuela es el de la integración de sus gentes, de sus industrias y de sus organizaciones. Eso ocurrirá en algunos años o en décadas pero ocurrirá. El Gobierno actual es solo un lapso en este proceso, uno muy costoso por cierto.

Francisco Ibarra Bravo

@franibar10

Director de @Econometrica