Billetes nuevos son necesarios pero no serán suficientes
Para que un billete de Bs. 100 comprara en diciembre de 2015 lo mismo que en diciembre de 2007 debería haberse transformado en uno de Bs. 2.360, sin embargo el BCV planea emitir billetes de Bs. 500 y Bs. 1.000, esto si logra pagar a tiempo a los impresores internacionales o si se pone de acuerdo con el Gobierno.
¿Qué compra con un billete de 100 bolívares? ¿Cuántos billetes de la más alta denominación necesita para pagar las frutas en el camión de la esquina? ¿Cuántos billetes de Bs. 10 o de Bs. 2 necesita para pagar si llena su tanque de gasolina? ¿De qué tamaño es la billetera en la que debe portarlos?
Siete años fueron más que suficientes para que el poder de compra de la familia de billetes que nació oficialmente en 2008 (y que empezó a circular en diciembre 2007), con la reconversión monetaria, se destruyera.
Hoy los billetes de Bs. 100, Bs. 50, Bs. 20, Bs. 10, Bs. 5 y Bs. 2 resultan insuficientes para cualquier compra y ni hablar de las monedas que ya no tienen ningún uso, excepto raspar las tarjetas de telefonía prepaga o ser usadas por los artesanos de las playa para tallar zarcillos en ellas.
No solo el común de la gente reconoce la necesidad de la creación de nuevas denominaciones del cono monetario, sino que las mismas cifras del Banco Central lo demuestran con la cantidad de billetes de 100 que están en circulación, con el incremento de la impresión de éstos y con la inflación acumulada en los últimos 7 años.
En enero de 2008, cuando entró en vigencia la reconversión monetaria, la mayor cantidad de billetes en circulación eran los de Bs. 50 (31,92%), seguido de los de Bs. 20 (28,62) y el tercer lugar lo ocupaban los billetes de Bs. 100 con 17,19% del total.
Transcurridos 7 años, esa relación cambió sustancialmente y hoy día más de 75% de los billetes en poder del público son de Bs. 100; tan es así que la Casa de la Moneda solo imprime billetes de ese tipo.
Es en este contexto que el Banco Central de Venezuela (BCV) ya tiene en proyecto la emisión de billetes de Bs. 500 y Bs. 1.000, para ir hacia un cono monetario “más óptimo” que se adapte a la situación del país, según indicó el presidente del BCV, Nelson Merentes, a finales de febrero en entrevista con la agencia de noticias AP.
Merentes dijo en ese momento que en el Banco Central quieren “que sea este mismo año” que salgan las nuevas denominaciones de billetes, pero precisó que “no está todavía establecida la fecha ni se tiene el cono monetario definido con las imágenes correspondientes”.
Esta medida fue tomada debido a la alta inflación, que solamente el año pasado cerró en 180,9%, la mayor del mundo. El acelerado avance de los precios ha llevado a los venezolanos a tener que acostumbrarse a andar en la calle con grandes paquetes de billetes para pagar desde un taxi hasta la mayoría de los productos regulados.
El presidente del Banco Central desestimó el impacto que puede generar entre los venezolanos que se salte de denominaciones de 100 bolívares a 500 bolívares y 1.000 bolívares, y dijo que se espera que la inflación disminuya porque habrá “menos circulante en billetes”.
El consumidor considera impostergable esta medida. Rosa Escalante, ama de casa y encargada de hacer las compras de alimentos de su casa, señala que un fajo de 5 mil bolívares (entre billetes de 20, 50 y 100) no le alcanza para comprar las verduras y frutas en un vendedor ambulante y se pregunta, imagínese si tengo que comprar carne o pescado ¿cuántos billetes de Bs. 100 tengo que cargar encima?
Pero la señora Escalante no es la única que se queja por cantidad de billetes que tiene que portar para hacer sus compras. Las personas de la tercera edad sufren las consecuencias de tener que llevar los billetes de baja denominación que reciben al cobrar su pensión. Se da el caso de viejitos que reciben su pensión en billetes de 20 e incluso de 2 o 5 bolívares. Para Efrén Montero es un problema de seguridad. “Yo siempre le pido a alguna de mis nietas que me acompañe al banco para cobrar la pensión, porque siempre me dan billetes de 20 y de 50 bolívares, en qué bolsillo puedo guardar yo esas pacas de billetes pues. Alguna de ellas va conmigo y las guardan en su cartera”.
¿Billetes de Bs. 5.000?
Pero más allá del impacto o no que tendrá en la expectativa de formación de los precios la emisión de billetes de alta denominación, vale la pena preguntarse si los nuevos conos monetarios serán suficientes para que el billete de más alta denominación recupere su poder de compra al día de hoy. Los índices de precios medidos por el mismo Banco Central dicen que no.
El Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) que se ubicó al cierre de diciembre de 2015 en 2.357,09 puntos, indica que los precios se multiplicaron por 23,6 desde finales de 2007 (a esa fecha el INPC era de 100), esto quiere decir que para que un billete de Bs. 100 compre lo mismo que en diciembre de 2007 este debió convertirse (al cierre de año pasado) en uno de Bs. 2.360.
Henkel García, Director de Econométrica, explica que las cifras se ponen peor si tomamos en cuenta que a partir de junio de 2014 el Banco Central modificó la fórmula para calcular la inflación, y le bajó la ponderación que tenían los alimentos y bebidas en el indicador.
“Si usamos las ponderaciones originales de los 13 grupos que conforman el índice, tendríamos que la inflación de 2015 debió haber cerrado en 240,9% (y no en 180,9%) y el índice se hubiera ubicado 2.984 puntos (y no en 2.357,09). Bajo estos supuestos, el billete de más alta denominación (Bs. 100) debió transformarse (al cierre del 2015) en uno de Bs. 3.000 para tener el mismo poder de compra que tenía en diciembre de 2007. Y en el caso de las monedas de Bs. 1; estas deberían transformarse en monedas de Bs. 30”.
Pero si se toma en cuenta solamente el Índice de Precios de Alimentos y Bebidas, para que un billete de Bs. 100 comprara en diciembre de 2015 lo mismo que en diciembre de 2007 debió emitirse uno de Bs. 5.500; pues los precios de estos rubros se multiplicaron por 54,9 al subir el índice a 5.487,7 entre 2007 y 2015.
La reconversión monetaria, que entró oficialmente en vigencia en enero de 2008, eliminó tres ceros del cono monetario y nació con la denominación bolívar fuerte. Sin embargo, la realidad (y la inflación) demuestran que en la práctica buena parte de esta reforma se pulverizó.
Y aunque aún no sabe la fecha en que se pondrán en circulación los nuevos billetes, estos ya serán insuficientes, pues aunque el BCV en lo que va de año no ha publicado cifras de crecimiento de precios, estimaciones de organismos como el Fondo Monetario Internacional calculan la inflación de Venezuela, para cierre de año, por encima de 700%.
Sigue la demora
Por otra parte, la agencia de noticias Bloomberg reportó que incumplimientos en el pago para impresión de billetes de Bs. 100 han retrasado el proyecto para los billetes de nueva denominación.
Según la agencia de noticias financieras, el Banco Central de Venezuela adeuda 71 millones de dólares a De La Rue, la principal impresora de billetes en el mundo. Pero este impresor no es el único acreedor del BCV, pues Giesecke & Devrient (Francia) y Oberthur Fiduciaire (Alemania), también esperan el que el instituto emisor venezolano honre sus compromisos.
Esto complica la contratación de alguna empresa para imprimir los nuevos conos monetarios. Sin embargo, con otros proveedores exigiendo pagos y negándose a tomar pedidos, “el BCV está negociando con otras como la rusa Goznack y tiene un contrato con la estadounidense Crane Currency“, según documentos a los que tuvo acceso la agencia y fuentes de la industria.
A esto se agregan fuertes rumores que indican que hay discrepancias entre el Banco Central y el Ejecutivo en cuanto la impresión y puesta en circulación de billetes de Bs. 1.000. Fuentes aseguran que el Gobierno sostiene la tesis de que los billetes de Bs. 1.000 dispararían las expectativas inflacionarias.
Así las cosas, las carteras para portar los billetes necesarios para pagar las compras que se hacen en efectivo cada vez deben ser más grandes.
Luisa Maracara