Se desacelera el crecimiento
La economía venezolana exhibe un crecimiento asimétrico y, por tanto, insostenible, basado en la construcción e inversión pública, el gasto corriente del gobierno nacional y el comercio de bienes importados; lo anterior, en el marco de un déficit fiscal histórico, un endeudamiento crónico interno y externo, un control de cambios y precios dictatorial, una sobrevaluación cambiaria brutal, una escasez de divisas, bienes y servicios feroz, y una desindustrialización sin precedentes que ha de enfrentar un 2013 de estanflación, producto del incremento del servicio de la deuda en divisas y la devaluación oficial. Probablemente, durante el año 2013 repitamos la hazaña lograda durante el año 2010: exhibir la mayor tasa de inflación del planeta, en plena contracción económica.
Nadie puede negar que la economía venezolana haya crecido en los últimos 7 trimestres. Lo que sí puede negarse es que tal crecimiento haya sido simétrico (i.e. que todo el mundo lo sienta más o menos igual) o, peor aún, que pueda ser sostenible en el tiempo. De hecho, acaban de salir recientemente las cifras del II trimestre de 2012 y vemos que: (i) se desacelera el ritmo de crecimiento de la construcción, al pasar de alrededor de 30% en el I trimestre de 2012 a 17,6% en el II trimestre del año; igualmente, se observa que, se desacelera el ritmo de crecimiento de la actividad petrolera, al pasar de más del 2% en el I trimestre de 2012 a 1% en el II trimestre del año; y así, también, el sector industrial de la manufactura que pasa de 0,7% el I trimestre de 2012 a 0,4% en el II.
Lo que pocos venezolanos saben es que este crecimiento no es natural, ni sostenible, sino, por el contrario, sumamente costoso, puesto que viene acompañado de un incremento del endeudamiento destinado al abaratamiento artificial del dólar y las importaciones, al costo del empleo, la industria y el mercado nacional. Es decir, un endeudamiento crónico, que no va al financiamiento de la expansión de las capacidades de producción y exportación del país, sino al financiamiento del gasto corriente, las importaciones y los regalos a Cuba y Petrocaribe. Pero, peor aún, un endeudamiento para pagar deudas viejas; así es, a tan lamentable situación hemos llegado (si duda, lea la Ley de Endeudamiento).
Venezuela debe establecer reglas fiscales e instituciones sólidas para poder superar el modelo petropopulista y repartista de la renta externa petrolera, que aunque creció 47%, desde 2010 a la fecha, no garantiza el crecimiento sostenible del producto y la ocupación. Sólo así podremos hablar de inclusión, empleo, emprendimiento y aporte a la sociedad. Por ahora sólo podemos hablar de mendigos, sí, mendigos de una renta petrolera proveniente del resto del mundo.
Ángel García Banchs
