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Pasos hacia la unificación

La unificación es un dato; pero, existen pasos previos fundamentales; lógicamente, una vez despejada la variable política.

La unificación del tipo de cambio es inminente, pues de lo contrario el país podría caer en un conflicto civil en 2016, debido a la crisis y a la escasez que vendría a partir de enero, en un contexto de inflación desbordada, estancamiento económico y desempleo creciente. Ya no se trataría de escasez por falta de inventarios a nivel de minoristas como la observada en enero de 2015, sino escasez por falta de inventarios en toda la cadena y a un espectro cada vez más generalizado. Así que, la unificación del tipo de cambio es el dato, mientras la variable es la forma que tomará el ajuste político necesario para que ocurra. Solo Dios sabe cómo será en la práctica el ajuste específico de la variable política. Pero, sabemos que debe ocurrir, al menos si el país ha de evitar un conflicto civil o la administración de niveles de represión jamás antes vistos.

De la unificación cambiaria, se beneficiarán las empresas productivas, PDVSA, el gobierno, el BCV y el resto del mundo. Lo único que preocupa es el efecto sobre un pequeño porcentaje de los bancos y los hogares. La buena noticia es que, existe una solución para protegerles y es sencilla.

A este punto, la unificación del tipo de cambio solo podría traer beneficios a la mayoría; únicamente los consumidores con tasa promedio de cambio menor a la de la unificación, podrían verse afectados. Para la minoría, bachaqueros y perceptores de 1 salario mínimo, será necesario un programa de subsidios directos por un período transitorio de 2 años. Dicho programa podría funcionar de la siguiente forma. El perceptor de 1 salario mínimo, recibiría el subsidio vía su empleador, quien adelantaría el dinero en nombre del Fisco, a cambio de un crédito fiscal deducible del pago del IVA e ISLR. Mientras el bachaquero, sería bancarizado por orden administrativa del Ejecutivo Nacional de una forma aleatoria, por cédula de identidad (proveniente de las captahuellas). Lo anterior, vía banca privada, mediante transferencias quincenales ejecutadas por el Fisco. El programa de 2 años, implicaría montos iguales a 1 salario mínimo de transferencia total por mes, pero, en el caso de los bachaqueros el monto de la transferencia mensual no aumentaría con los incrementos de salario mínimo, de forma tal de estimular la búsqueda del empleo formal.

En el caso del sistema bancario, los pasos son obvios. La Directiva del BCV, SUDEBAN, y los Ministros de Economía deberá ser substituida por economistas con reputación, prestigio, reconocimiento y credibilidad, no solo a nivel nacional, sino internacional.  Igualmente, el sistema bancario tendrá que consolidarse previamente en el sentido de que, los bancos pequeños tendrán que ser comprados por los bancos privados más grandes, o en su defecto por los bancos del Estado. La operatividad del mercado interbancario, paralelamente, deberá restablecerse pasando con la nueva Directiva del BCV de un régimen de control de agregados monetarios a uno de fijación de la tasa de interés (interbancaria, de Letras del Tesoro y DPNs). Esto contribuirá a acabar con la ineficiencia que significa la existencia de reservas excedentarias, y garantizará la tranquilidad de poder participar en un mercado interbancario activo, al contar con el BCV como prestamista de última instancia, lo que haría que la banca quieran prestarse entre sí. Igualmente, habrá que redistribuir los depósitos oficiales en el sistema bancario nacional, de forma tal de garantizar el mismo ratio de depósitos oficiales sobre depósitos totales del agregado bancario a nivel de cada banco particular. Y, finalmente, habrá que levantar la regulación o techo de las tasas de interés pasivas, manteniendo el techo de las activas, que deberá elevarse hasta 34% para el crédito comercial y 39% para tarjeta de crédito. Solo después de estabilizado el sistema, podrá levantarse totalmente el control de tasas.

Para la estabilización posterior a la unificación cambiaria, la clave es la de siempre: garantizar el orden salarial, fiscal y monetario.

El costo social de la unificación es muy bajo, inclusive entre distintos grupos de ingresos. Los beneficios, por el contrario, son enormes. El verdadero costo es el político. Y, éste, definitivamente, se pagará.

Ángel García Banchs

@garciabanchs

Director de @Econometrica