¡Porque sólo anticipándote podrás triunfar. Porque sólo podrás anticiparte si tienes un plan!

Lecciones de Detroit

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La que fuese una de las ciudades de EE.UU. más prósperas durante el siglo pasado se ha declarado en quiebra. Lo ha hecho solo algunos años luego que el gobierno federal de ese país haya tenido que rescatar de una situación similar a las automotrices. Detroit, el “orgullo americano” como decía con cierta ironía Richard, quizás el mejor profesor de bachillerato que tuve, ha doblando. La ciudad tiene una deuda que supera los US$ 18.200 millones, de los cuales alrededor de la mitad son beneficios de pensiones sin ningún respaldo.

El declive de la ciudad había comenzado varías décadas atrás con la disminución de la población.  Hoy Detroit tiene menos de la mitad de los habitantes que tenía en los años 50. En teoría cada residente tiene una deuda de US$ 27.000, claro está, siempre se puede emigrar e ir a pagar impuestos a otro lado.  Al final los que se que se terminan quedando son los que tienen menos posibilidades de establecerse con éxito en algún otro lado, por lo general los más pobres. Detroit es hoy probablemente la cuidad más violenta de EE.UU. y una de las pocas que no ha visto disminuir notablemente sus índices de criminalidad respecto a los que existían en la década de los 70. Detroit es una muestra de que el éxito puede ser efímero y que si se hacen las cosas mal, incluso la abundancia puede derivar en miseria.

La ciudad y también su principal industria sufrieron del mismo mal. A la industria automotriz se le rescató por motivos políticos, es realmente poco probable que el gobierno federal tome una medida similar con la ciudad. Ambos creyeron que podían ofrecerle a sus empleados jugosos planes de retiro sin generar los recursos para cubrir dichos planes. Ambos creyeron su crecimiento no tendría límite y que podrían hacer frente a esos compromisos solo destinando una fracción de sus ingresos. No contaron con dos cosas, primero que los ingresos, ni de las compañías, ni de los entres públicos crecen por decreto y segundo, no previeron que la esperanza de vida de sus pensionados fuese a expandirse de la forma que lo hizo. En algunos casos los planes de retiro ofrecían lo que en Venezuela han soñado algunos con restaurar: calcular los beneficios de retiro con él último salario del trabajador.  Al final las empresas automotrices y la ciudad que las vio nacer han sucumbido, entre otras cosas, por el peso de sus pasivos laborales.

En los últimos años en Venezuela se ha pretendido volver a esquemas fracasados. Los sistemas de retiro públicos a lo largo de todo el mundo son un quebradero de cabeza porque solo funcionan bien cuando la población crece. Es fácil tomar una fracción del ingreso de 4 para pagar la pensión de uno, no es tan fácil tomar la de uno para pagar la de otro. Estos esquemas están destinados a fracasar en todos lados cuando la pirámide poblacional se invierta. No por el hecho de que cuenten con respaldo público, como en el caso de Detroit, los compromisos podrán ser honrados. En Venezuela en materia de planes de retiro hay muchas cosas por hacer, lo primero es desandar mucho del camino recorrido en los últimos años. Por ahora la demografía del país, ni la cantidad de personas que cubre el sistema de pensiones invitan a preocuparnos, pero igual el problema se está incubando. Lo siguiente es avanzar en cuentas de retiro individuales. La decisión de ahorrar para la vejez es una decisión individual. El sistema de cuentas individuales tiene sus bemoles pero ofrece al final mayor solidez. Los ingresos de la vejez de las personas deben ser generados por ellos mismos, no esperar que las nuevas generaciones los cubran, bien sea con sus contribuciones o directamente con impuestos.

Francisco Ibarra Bravo

@franibar10