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La inflación represada

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Las cifras de inflación de enero y febrero muestran un leve retroceso de la inflación. Como era de esperarse algunos han pretendido hablar de un cambo de tendencia. La mediocridad en política económica es tal que pone a algunos a celebrar que la inflación esté más cercana a 25% que a 28%. Estamos claros que en sequía se celebra cualquier garúa pero lo de algunos raya en lo ridículo.

Celebrar una pequeña disminución en la inflación en un ambiente de férreos controles de precios y divisas es un absoluto sinsentido. El año pasado, la inflación anualizada luego del mes de abril llegó a ser 22,8% en el mes de mayo. Lo que ocurrió en aquel momento fue que al salir del cálculo el fuerte incremento del mes de abril de 2010, la cifra de inflación anualizada se redujo de manera importante. En aquel momento no faltaron tampoco los maestros del autobombo. No duró mucho la alegría cuando vimos como la inflación se aceleró a final de año para cerrar incluso en valores superiores a los de 2010. La realidad es que existe un importante componente inflacionario que es represado solo hasta cuando se produce el ajuste de los precios controlados y del tipo de cambio. Esto permite disminuciones puntuales que en ningún caso pueden marcar una tendencia. El ejemplo anterior no es el único que nos brinda la economía venezolana. Los dos momentos en los que la economía venezolana ha experimentado mayor inflación han sido en 1989 y 1996 cuando fue necesario ajustar la economía y abandonar los controles. Fue en ese momento cuando los precios se ajustaron que el venezolano sufrió, en escasos meses, todo el impacto inflacionario que había sido represado por los controles. El caso actual no es diferente a los dos anteriores; si en algo se diferencia es que los controles han estado operando por un período de tiempo mayor y que el impacto de los controles y la hostilidad hacia la industria privada han generado una estructura productiva más dependiente de las importaciones.

Los gestores de la política económica no terminan de entender las verdaderas causas detrás de la inflación en Venezuela. Si bien es cierto que los economistas con mucha frecuencia discrepan, la inmensa mayoría tiene muy claro que una política monetaria como la que actualmente mantiene nuestro sumiso banco central está detrás de buena parte de la inflación. El BCV a lo largo de los últimos años se ha ido degradando hasta pasar a ser un ministerio más. Es actualmente incapaz de brindarle al país una política monetaria coherente y sensata que permita tener esperanza de que la inflación sea llevada a un dígito bajo. Si a un banco central débil le sumamos una política de indexación salarial como la que prácticamente tenemos todos los años con el salario mínimo, pues la mesa estará servida para que los venezolanos sigamos disfrutando de la inflación elevada. Es realmente vergonzoso que cuando todos los países de la región han logrado darle estabilidad a sus monedas, en Venezuela sigamos viendo como año tras año el poder de compra del bolívar decrece alrededor de 25%.

Lo peor de todo es que pretenden vender la ilusión de que se está abatiendo la inflación cuando en realidad lo que se está haciendo es correr la arruga. El control de cambio y los controles de precios, ahora intensificados con la SUNDECOP, lo que harán será postergar los ajustes y contribuir al clima de hostilidad hacia la empresa privada. Lograr la estabilidad de precios es una política que requiere un esfuerzo en muchas áreas, lamentablemente, la política económica de este gobierno avanza en dirección contraria en la mayoría de ellas.

Francisco Ibarra Bravo

@franibar10