La facturita
|El mes de enero siempre es complicado. Luego de las fiestas de final de año es necesario ajustar algunas cosas y comenzar a pagar ciertos excesos. Enero es el mes de las dietas y de las resoluciones de año nuevo. Este enero sin embargo se nos va pareciendo más a la mañana de un domingo después de una noche de farra y lo peor de todo es que no hay analgésicos.
A comienzo de año por lo general hay dificultades de abastecimiento. Si bien es normal que algo de esto ocurra debido a las vacaciones colectivas de muchas empresas, el desabastecimiento de este año luce mayor. La última cifra liberada en el mes de octubre ubicaba el índice de escasez en 22,4%. En los últimos 7 años la escasez del mes de enero ha sido en promedio 1,2% superior a la del mes de octubre. Si esa tendencia se mantiene el índice de escasez de enero podría cerrar en 23,6%. Hay incluso indicios para pensar que en este año la diferencia podría ser aún mayor. Con la inflación ocurre otro poco más de lo mismo. A pesar de la política de oscurantismo que aplicó el BCV a finales de año, es inocultable que la inflación está fuera de control. Romper el termómetro no baja la fiebre.
La situación económica se había venido deteriorando a lo largo del año 2013. Las medidas adoptadas al final de año solo agravaron la tendencia. Lo más triste de todo es que las medidas parecen haber sido respaldadas en el último proceso electoral. Ya lo decíamos antes de las elecciones, lo peor del discurso oficial no es su falta de profundidad en el análisis de las dificultades que enfrentamos, el verdadero problema es que el diagnostico oficial parece ser compartido por un gran porcentaje de la población. Ahora llegó el momento de evaluar los resultados de esas políticas.
El año 2014 comienza mal pero probablemente mejor de lo que termine. El Gobierno ha optado por no adoptar medidas y aquellas que toma, además de tomarlas tímidamente, trata de enmascararlas. La afirmación de que el tipo de cambio se mantendrá a 6,3 Bs. por $ , oculta el hecho de que ya se creó un nuevo tipo y que de facto ya ha ocurrido una devaluación. Solo falta por terminar de ver hasta donde llega, como diría aquel señor, por ahora. El gobierno sigue insistiendo con el discurso de cara a la galería pero con el discurso no se hace mercado. La factura con los excesos del pasado está ahí y alguien tendrá que pagarla. Al final terminarán por pagarla muchos de aplaudieron a rabiar la política económica del chavismo. A veces venciendo se pierde.
Francisco Ibarra Bravo