El modelo se trata de control, no de bienestar
|Lucía es una profesional venezolana con 20 años de graduada. Durante toda su vida ha tratado de destacar, de realizar cada actividad con excelencia, de superarse día tras día, y hoy se encuentra en un profundo estado de frustración porque piensa que todo ese esfuerzo ha sido en vano. La historia de Lucía es algo común y no es casualidad porque es inherente al modelo político-económico que hoy tenemos.
Nuestro modelo actual es un modelo de distribución de renta para el consumo, y en los últimos años con mayor énfasis en el consumo de producto importado. Dicho modelo está llevándose a cabo con un avance tremendo en el control económico y social por parte del Estado, es decir, con el típico estilo de la planificación central de países de corte comunista.
En ese proceso poco a poco hemos cedido muchas de nuestras libertades a cambio de migajas. Tenemos dólares baratos pero que son escasos. Tenemos productos regulados pero que no se consiguen. Vemos cercenada nuestra libertad de elección, como también tenemos cercenadas nuestras libertades a la libre empresa, a salir y entrar libremente del país, a la disidencia, a estar debidamente informados, etc. Antes, en populismo, dependíamos de Papá Estado con ciertas libertades, ahora dependemos del Estado Autocrático pero con menos libertades.
Con el meloso discurso de la igualdad social, este gobierno ha avanzado en el control total de la sociedad. Y sí, en cierto modo somos menos desiguales, pero después de un duro proceso de igualación hacia abajo, como es el caso de la gran mayoría de profesionales venezolanos; pero es necesario acotar que esa igualdad no aplica para otro importante número de burócratas y otros allegados a éstos. Somos un país que por una insostenible igualdad, ha sacrificado libertades bajo un Estado autocrático, y que ha obviado por completo la instauración de un modelo de producción, un modelo de verdadera generación de bienestar. Estamos de rodillas frente a quien distribuye una renta que cada vez alcanza menos.
Mucho del descontento que vemos hoy en la calle tiene que ver con la internalización de la inviabilidad del modelo. Es inviable tanto en lo económico como en lo político, y que sólo pudo funcionar cuando teníamos renta creciente para repartir. Hoy el venezolano está consciente que hace falta un cambio de rumbo. El venezolano quiere un bienestar que sea sostenible, quiere que su esfuerzo sea realmente recompensado, se dio cuenta que es preferible depender de sí mismo y no tanto del Estado, se dio cuenta que no vale la pena sacrificar libertades a cambio de migajas.
Henkel García
Analista e Instructor en Finanzas
Presidente de Visión de Inversión
Director de @Econometrica
Maestría Administración, mención en Finanzas UNIMET