Tal y como pronosticamos, apenas el precio del petróleo (la oferta de divisas) dejó de crecer a un ritmo superior al de la liquidez en bolívares (al de la demanda de divisas), el modelo petropopulista entró en un proceso de implosión. E implosión significa acá: “acción de romperse hacia dentro con estruendo las paredes de una cavidad cuya presión es inferior a la externa” (Real Academia Española).

29 millones de venezolanos (la presión externa) podrán más que la resistencia de un pequeño grupo interno de comunistas y mafiosos (las paredes de la cavidad), cuya cohesión ha de perderse (romperse) hacia dentro en condiciones de confusión y alboroto (estruendo), por demás, muy pronto.

Por primera vez, post paro petrolero, el chavismo enfrenta una reducción del salario real, que no podrá ser compensada vía transferencias crecientes de renta petrolera. Es decir, por primera vez después de 2002-2003 cae el poder de compra de los hogares, sin que el gobierno pueda hacer algo para compensar dicha caída. De 2003 a 2012, en todos los años en que se produjo una caída del poder de compra de los salarios, el gobierno pudo compensarla vía transferencias y subsidios a los hogares; lo anterior, porque el petróleo subía, y existan reservas y capacidad de endeudamiento en divisas a que apelar.

Pero, en 2013, tal y como hemos pronosticado, las cosas serán distintas, y el modelo hará implosión. Ya el precio del petróleo (la oferta de divisas) no crece, mientras que la liquidez en bolívares (la demanda de dólares) no para de crecer. Al segundo trimestre, el salario real del sector formal de la economía ha caído 21% versus el cuarto trimestre de 1998, ó 7,6% versus el segundo trimestre de 2012; eso sí, con una diferencia respecto a veces anteriores: esta vez el gobierno no podrá transferir renta petrolera creciente a los hogares para compensar dicha caída, porque el precio de petróleo ha dejado de crecer.

La escastanflación (término que he acuñado para referirme a la escasez, con estancamiento e inflación) es lo que depara el futuro cercano preelectoral, y la devaluación del tipo de cambio oficial poco tiempo después. Pero, el problema de fondo es otro mayor (sobre el que yace la razón política de la transición): quien monopolizaba el cuchillo con que se picaba la torta (quien repartía el poder económico entre los factores de poder político del chavismo) murió; y hoy, no sólo la torta es de menor tamaño, sino que, peor aún, existen múltiples cuchillos todos afilados en posición.

Ángel García Banchs

@garciabanchs