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Dólar: dolores de cabeza y múltiples precios

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En 2010 escribí un post en el Blog de Economía y Finanzas titulado “Los múltiples tipos de cambio en Venezuela”. Han pasado 2 años y lamentablemente lo escrito allí todavía tiene vigencia. Seguimos teniendo una política cambiaria poco clara y que además incorpora una buena ración de incertidumbre en las expectativas de empresarios y consumidores, además de generar numerosas distorsiones en nuestra economía.

Tenemos que remontarnos a fechas anteriores a 2003 (año de creación de CADIVI) para recordar lo que era comprar divisas libremente. Como todo control de precios, las consecuencias inmediatas fueron la aparición de un mercado negro y la escasez del bien sujeto al control. Similar a lo que pasa con el aceite o la leche, conseguir un dólar a tasa oficial o SITME resulta una tarea difícil, o casi imposible. Buena parte del tiempo de trabajo de muchas empresas es dedicado a solucionar los problemas relacionados al acceso a las divisas. El gobierno al fijar un precio para el dólar tiene que hacer un ajuste por cantidades, y al precio actual la demanda supera ampliamente la oferta.

Además del problema de escasez de divisas se suma la multiplicidad de precios que hoy tiene la moneda estadounidense. Sólo para nombrar algunos tenemos, primero, la tasa oficial, la cual se ubica en 4,3 Bs/$. El segundo precio lo dicta el SITME que en teoría debería fluctuar y que apareció como un nuevo sistema de racionamiento que vino a sustituir al satanizado dólar permuta, éste precio se mantiene fijo en 5,3 Bs/$. El tercero, es el que obtenemos a través de las emisiones de bonos, éste puede ir entre 5 – 6 Bs/$.En cuarto lugar está el de un mercado completamente ilegal que nadie nombra pero que todos saben que está allí, es como una especie de Voldemort cambiario, el precio de este dólar sigue la dinámica de todo mercado alternativo o negro, es decir, es superior al fijado por los entes oficiales. Por último, hay un dólar teórico que es calculado en base al poder de compra de nuestro bolívar y que toma en cuenta el diferencial de las inflaciones de Venezuela y las de nuestros principales socios comerciales, el precio de éste es muy parecido a la división del precio de un Big Mac (solo, no en combo) en Venezuela (Bs 34) con lo que cuesta en los Estados Unidos (US$ 4).

Esta gran cantidad de precios genera mayor confusión entre los que hacemos vida económica dentro de Venezuela, ya que una constante inquietud es determinar cuál utilizar. La estrategia óptima, en medio de un ambiente de poca confianza y alta incertidumbre, es siempre utilizar la mayor.

La multiplicidad de precios también trae otra consecuencia perversa: los guisos cambiarios. Cuando un mismo activo tiene dos precios, la tendencia natural de las personas es comprar en el mercado que esté más barato y vender en el más caro. Es una ganancia apetitosa y libre de riesgo. Eso pasa hoy en día con el dólar, y en proporciones que no pueden desestimarse. Ahora el negocio es traer lo que sea a tasa oficial, sin importar si esos productos se venden o no, el objetivo principal es lograr la asignación de dólares a tasa oficial. Este perverso incentivo tiene como consecuencia que los dólares no lleguen a las actividades de la forma debida creando otro elemento de distorsión más en la dinámica económica. Lo que inicialmente era una “buena” intención del gobierno, que era hacer llegar productos baratos a los ciudadanos, termina al final perjudicándolo porque muchas veces ese mismo ciudadano no encuentra en los anaqueles los productos que necesita.

Acabar con décadas de miedo y desconfianza en nuestra moneda y desmontar el control de cambio no será tarea fácil. Pasa por tener una política monetaria y cambiaria clara, previsible en el tiempo, que genere confianza y que además esté acompañada de diferentes medidas que permitan y favorezcan un flujo de divisas importante al país. El camino no será corto pero debemos comenzarlo a transitar ya.

Henkel García

@HenkelGarcia