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Destruyendo mercados

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En la exposición de motivos del proyecto de ley para regular el precio de los automóviles nuevos y usados se lee: “En el 2008 la demanda interna de vehículos fue calculada en 500.000 vehículos aproximadamente y la oferta se calculó en 350.000 unidades aproximadamente”. En la misma exposición de motivos del proyecto de ley están aceptando que lo que ocurre en Venezuela es que la demanda de vehículos supera a la oferta con creces. Ante esta realidad los iluminados del gobierno nuevamente vuelven a proponer baños de cariaquito morado económico o lo que es lo mismo: controles de precios. Aceptan que hay un problema de oferta pero en lugar de buscar la manera de solventarlo mejor es ocultarlo mediante leyes. Lo peor es que con nuestros impuestos se le paga el sueldo a esta gente.

Este nuevo paso en el control en la vida de los venezolanos contempla establecer los valores a los que se pueden negociar los vehículos nuevos o aquellos con menos de dos años desde que salieron de las plantas. El proyecto no contempla regular la venta de vehículos usados con más de dos años. Los dueños de los Dodge Dart de los años 70, que bajo todo aspecto también están sobrepreciados, pueden estar tranquilos. Por ahora. La ley pretende crear una comisión mixta entre el INDEPABIS, el SENIAT y las ensambladoras e importadoras para regular los precios de los vehículos. Por supuesto para darle operatividad a esto hay que seguir inflando la nómina publica. Más inspectores camisa roja, cobrando quince y último, poniéndole precio a lo terrenal y lo divino. Luego nos quejamos que este gobierno no genera empleo.

El proyecto de ley busca atacar el problema del sobreprecio, que no es más que el reflejo del desbalance entre la oferta y la demanda, decretando los precios. Solo lo hará respecto a los vehículos nuevos o que tengan menos de dos años. Esto lo que generará será una prima en los vehículos usados de más de dos años. Si su precio estaba distorsionado lo estará más en el futuro cuando los camisas rojas empiecen a destruir el mercado de vehículos menores de dos años. Lo que hará la ley será aparentar que ha solventado un problema en un mercado, incrementándolo en otro. La ley eliminará o reducirá drásticamente el mercado de vehículos usados de menos de dos años. La razón es sencilla, nadie va a entregar un vehículo por un precio muy inferior a lo que lo haría si espera algún tiempo. Esta aproximación para solucionar el problema, entiéndase destruir el mercado, ya la estamos viendo ya a plenitud en el mercado de alquileres. Los diputados creyendo hacer una gracia les ha salido una morisqueta. Por otro lado en ningún lado el proyecto de ley estipula que no pueda haber algún pago no declarado por el traspaso. Esto pueden corregirlo más adelante. Perfectamente dos partes pueden llegar a un acuerdo y luego ir a firmar un documento por un monto inferior. Nada nuevo ni nada sorprendente. La ley a largo plazo es inútil y solo le genera inconvenientes a las partes, obligándolas a realizar transacciones que no están al amparo de la ley.

La ley no genera más oferta de vehículos ni tampoco disminuye la demanda. Esta ley solo forma parte de una de las tantas maniobras efectistas que realiza el gobierno. Los controles tienden a ser tremendamente populares, incluso en sectores de la oposición. Ya hemos visto a gente festejando. Esto forma parte de la escasa formación económica que tiene el venezolano que le hace creer en fórmulas que al final terminarán siendo enormemente perjudiciales. Nótese que no me he referido a un aspecto mucho más preocupante como lo es el hecho de que el gobierno le está poniendo precio a activos que forman parte importante del patrimonio de las personas. Ya lo hicieron con la ley de alquileres y ahora con los vehículos. Es posible que luego extiendan el control a los vehículos de más de dos años. En el fondo el gobierno pretende decirle a los ciudadanos cuanto valen sus activos. Este es un camino sumamente peligroso que comenzamos a transitar, nuevamente lo digo, con la venia de un importante sector de la población.

Este artículo quedaría incompleto si no sugiriera una solución al problema del sobreprecio de los vehículos. La solución consta de tres partes. La primera es la sinceración del precio del dólar reabriendo el mercado de permuta. Luego no otorgar ni un solo dólar a tipo de cambio oficial forzando a las ensambladoras a ir a este mercado para obtener sus divisas. Como punto final permitir la importación de vehículos usados con menos de 5 años de antigüedad. Creo fervientemente que si los padres del diputado Amoroso pudieron importar del norte algo tan relevante como su nombre, no veo impedimento para traer algo tan secundario como un vehículo usado. El problema es que todos sabemos que el chavismo Can’t Help Falling in Love con los controles de precios. Este es solo un paso más, el cielo es el límite.

 Francisco Ibarra Bravo

@franibar10