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Controles de precios y sesgos

ControldePrecios

Verónica me afirma vía una de las redes sociales que está de acuerdo con el control de precios porque hay que ponerles un parao a los empresarios que indiscriminadamente suben los precios sin cesar. Con paciencia trato de transmitirle el por qué creo que está equivocada en su planteamiento y al mismo tiempo trato de relacionar su posición, que por cierto es la de muchas personas, con lo poco que he aprendido acerca de la economía y las finanzas conductuales.

Los seres humanos tenemos una gran cantidad de sesgos que hacen que nuestro comportamiento sea irracional, sobretodo en lo relacionado a dinero. Uno de ellos es nuestra incapacidad de postergar las gratificaciones. Consciente o inconscientemente en numerosas ocasiones en nuestras vidas optaremos por obtener nuestro premio, gratificación o cualquier cosa que nos beneficie en el menor plazo posible, así esta decisión nos deje o signifique un menor nivel de bienestar en el futuro. Es por este sesgo que sucumbimos ante un delicioso postre sin importar si engordamos o sufrimos alguna enfermedad por inadecuada alimentación en el futuro, es por este sesgo que no nos importa mucho meterle a la tarjeta de crédito ese par de zapatos que siempre hemos querido.

En mi opinión hay un proceso parecido con respecto a los controles de precios. Hasta para la persona más clara en la teoría económica es imposible evitar la sensación de placer que produce el cerebro al tener que desembolsar menos dinero por algún producto. Para muchos el control per se es algo “justo” y le dan el beneficio de la duda sobre la efectividad y legitimidad de la medida para dominar la inflación. Sin embargo todos también tenemos ese mal presentimiento que en el futuro este tipo de práctica nos terminará dejando peor que en el presente.

El desarrollo de la dinámica de los controles de precios es muy predecible. Al principio sentiremos un respirito al tener que desembolsar menos dinero (en términos reales) para comprar los productos controlados, después al no atacar las verdaderas causas de la inflación los costos de las empresas seguirán subiendo, las empresas se cuestionarán si vale la pena mantener el producto en los anaqueles y asumir las pérdidas, posteriormente los productos desaparecerán de los anaqueles, el gobierno acusará a las empresas de especuladores y finalmente la cuerda reventará y se realizará un ajuste de precios en esos productos controlados. Mucho me temo que volveremos a vivir cada uno de estos pasos, déjà vu como quien dice.

Nunca podremos eliminar nuestros sesgos, pero el hecho de saber que están allí y que pueden perjudicarnos nos ayudará a pensar bien las cosas y así tomar las decisiones que mayor bienestar nos traiga en el futuro. Alegrarnos por un control de precios no es una de ellas.

Henkel García

@HenkelGarcia