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Control de cambio u otra forma de darse un tiro en un pie

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La semana pasada se anunció la primera subasta de divisas mediante el Sistema Complementario de Administración de Divisas (SICAD). Este mecanismo viene sustituir lo que realizaba el SITME. En la primera subasta el precio de corte se ubicó entre 10 y 11 bolívares por dólar, solo las posturas superiores a este precio fueron asignadas. Todavía es muy pronto para hablar de cuanto ha sido la devaluación ya que desconocemos como serán las subastas futuras, lo que si sabemos con certeza es que la devaluación ocurrida el 8 de febrero no fue suficiente, todos los indicadores apuntaban en esa dirección.

En Venezuela hemos vivido 17 de los últimos 30 años bajo controles de cambio. Curiosamente, han sido también los 30 peores años de desempeño económico. El último control de cambio ha sido el más prolongado de todos. Se inició semanas antes del regreso del Ministro Giordani al gabinete económico. Su regreso fue precedido por la salida de Felipe Pérez que pasó con pena y sin gloria por Cordiplan. Por aquellos años yo era estudiante. A Felipe Pérez se le podrá acusar de muchas cosas, pero entre ellas no podrá estar nunca el que fuese una persona cerrada y poco preparada. Pérez tenía un foro de debate donde participaba con frecuencia, en el foro resistía las críticas con flema y buena disposición. En uno de los últimos comentarios le escribí que su salida de Cordiplan era una condición necesaria más no suficiente para que mejorara la política económica. Cuando me refería a que no era suficiente era por que temía lo que ocurrió al final: el regreso de Giordani. Creo que la política fue ingrata con Pérez, esto suele suceder. Su ingenuidad al creerse capaz de coordinar un equilibrio bueno le pasó una terrible factura; además tragó mucho humo del incendio que había dejado Giordani en su paso anterior ¿Volverá a ocurrir?  Lo que recibió Pérez fue una fogata de Scouts al lado de lo que dejaría Giordani en esta ocasión.

Si bien el regreso de Giordani se dio en abril,  en aquel momento se decía que desde inicios de 2003 ya venía tomando decisiones y preparando su regreso. Para desgracia de Venezuela, sus planes se hicieron realidad. El Control de Cambio es a Giordani lo que la lluvia es a la nube. La idea explícita detrás del control ha sido generar estabilidad en el valor de la moneda y proteger las reservas internacionales. Si evaluamos el control de cambio en cualquiera de estas dos áreas nos daremos cuenta que ha sido un rotundo fracaso. No ha logrado controlar la inflación interna, no ha logrado impedir la devaluación de la moneda y tampoco ha logrado proteger las reservas internacionales, cuya cobertura es mínima, sobretodo si nos enfocamos en las reservas operativas. Si nos comparamos con las grandes economías de la región el fracaso es aún mayor. En los últimos 10 años el bolívar se ha devaluado más que cualquier otra moneda de la región y la inflación interna es la mayor. El control de cambio no ha logrado cumplir los objetivos para los que fue creado. Pero además de no cumplir con los objetivos, Venezuela ha pagado los costos de tener un control de cambio como lo es el aislamiento de los flujos de inversión internacional. Mientras que países como Brasil, Chile, Colombia, México y Perú, tienen libre convertibilidad, monedas estables y reciben cuantiosas inversiones del extranjero, Venezuela permanece al margen. Los 10 años de control han coincidido con los 10 años de mayores precios petroleros, y aun así, el gobierno fue incapaz de ingeniar una salida efectiva, que permitiera al país reinsertarse en los flujos internacionales de capital. En realidad nunca le interesó al gobierno porque el control de cambio tenía y tiene objetivos políticos.

El nuevo sistema de entrega de divisas abre una ventana a la flexibilización del control. No creo que sea por convicción dentro del gobierno sino por una necesidad. Saber hasta donde podrían llegar las reformas es complicado. De salir Giordani del gobierno este mecanismo podrá ser empleado para flexibilizar el nefasto control de cambio. A PDVSA le conviene, también al BCV para recomponer su balance. El estropicio de Giordani no solo se limita al sector privado de la economía. Como escribí sobre Pérez, la salida de Giordani es condición necesaria, mas no suficiente, para que la política económica de Venezuela mejore. Pese a que dudo que alguien lo pueda hacer peor, siempre es posible que al final terminemos extrañando a Giordani.

Francisco Ibarra Bravo

@franibar10