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Cómo independizarnos del petróleo

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Aunque suene contraintuitivo, no podremos independizarnos del petróleo y diversificar la economía venezolana sin incrementar primero todos los años la actividad petrolera. Pero, tampoco podremos lograrlo sin establecer antes el Estado de Derecho en el país, o garantizar previamente el rescate y la separación de poderes, el respeto contractual, y un ambiente de seguridad personal, jurídica, y cambiaria que facilite la industrialización, la inversión real y el desarrollo de un mercado de valores en moneda nacional.

¿Tiene sentido afirmar que para independizarnos del petróleo debemos, primero, incrementar su producción? Sí. Entiendo que suene contradictorio, pero, hay una razón. La actividad petrolera es el mayor motor o locomotora de la economía nacional; es decir, es la actividad real capaz de generar el mayor efecto multiplicador sobre las restantes; o el sector que cuando crece es capaz de generar una amplia demanda de bienes y servicios provistos por otras industrias como la construcción, la metalmecánica, metalúrgica, la química y petroquímica, la manufacturera en general y las industrias de servicios.

Venezuela debe ir más allá de la visión de la “siembra petrolera”, la cual ve al petróleo, básicamente, como medio de financiamiento del proceso de desarrollo y transformación. Independientemente de que esa visión sea superior y, por tanto, preferible a la rentista, la repartista y petropopulista de las últimas décadas, la misma tiene dos puntos débiles. Primeramente, la “siembra petrolera” es per se estatista, puesto que implica liderar el proceso de desarrollo desde el Estado, mientras el sector privado reacciona, y no lidera. Y, segundo, la “siembra petrolera” concentra su atención en el rol del petróleo en la oferta de fondos para el financiamiento del fisco y la oferta de moneda extranjera en el mercado de divisas, preocupándose fundamentalmente por el nivel de precios por barril, en lugar de por la producción de barriles y el rol del petróleo en el mercado de bienes –  i.e. el rol de la industria petrolera en la creación de una demanda multiplicada para el conjunto de bienes y servicios generadores de empleo producidos por otros sectores.

Somos un país petrolero y seguiremos siéndolo. No obstante, desde hace unos 50 años, lamentablemente, decidimos desconocerlo. Desde entonces hasta el año 1998 la producción petrolera no creció, y desde 1999 a la fecha por el petropopulismo cayó. Debemos revertir la tendencia y optar por una estrategia de crecimiento sostenido de la actividad petrolera; solo así podrán aparecer nuevos mercados, industrias, productos y puestos de trabajo, estrategia ésta enmarcada en el rescate de las instituciones y el establecimiento del Estado de Derecho, la recuperación de la confianza, y el crédito.

Ángel García Banchs

garciabanchs@econometrica.com.ve

@garciabanchs