¡Porque sólo anticipándote podrás triunfar. Porque sólo podrás anticiparte si tienes un plan!

Alberto Adriani 1898 – 1936: Un político anticipativo

Nació Alberto Adriani en la Venezuela que transitaba de la exportación cafetera a la petrolera, bajo un gobierno autoritario; al tiempo que el mundo se transformaba económicamente, pasando de la moneda mercancía: el patrón oro; y geopolíticamente al percibirse en los Estados Unidos de América, los primeros indicios de su inminente hegemonía, habida cuenta del inicio de la decadencia del Imperio Británico: modelo de la democracia parlamentaria.

De allí que, en sus treinta y ocho de vida, pudo detectar los principales factores del cambio de vida planetario y proponer, a sus obnubilados compatriotas, un programa de acción basado en la reflexión profunda, sistemática y persistente; como lo demuestra su extensa producción analítica y divulgativa, para hacerse oír y entender por la diligencia cultural y políticamente miope, que tenía, ayer como hoy, las riendas del poder gubernamental en Venezuela.

Una atenta lectura de la compleja obra escrita de Alberto Adriani, vista desde una perspectiva actual, nos muestra a un estudioso de las opciones teóricas que todavía muestran consecuencias prácticas utilizables. Surge, entonces, una conjunción de asombro, ante el interlocutor que compara la debilidad organizativa de la sociedad venezolana que les vio nacer, le suministró las primeras luces de conocimiento y las oportunidades, para que, desde los centros de poder mundial, pudiera aprender y difundir las ideas que permitieron entrar al país, con treinta años de retardo, al siglo XX. Sirvan estas breves notas para seguir los hitos más resaltantes de la ruta de la vida intelectual y de acción política del líder anticipativo, cuyo aniversario celebramos en este 14 de junio de 2017.

Con el bagaje de los estudios de derecho iniciados en la vetusta universidad de Caracas (1918-1921) puede acompañar al Canciller Esteban Gil Borges a la inauguración de la estatua de Bolívar en New York. Allí observa la ruta de progreso industrial que seguían los Estados Unidos de América; lo cual le permite compararla con el atraso rural y semi urbano de su país natal.

A continuación pasa a Ginebra, a estudiar economía; a la vez que desempeña el rol de secretario de la Delegación de Venezuela ante las conferencias fundacionales de la Sociedad de las Naciones; en particular, las relativas a la búsqueda de soluciones para los problemas de las naciones sin reservas monetarias, para atender las obligaciones derivadas de sus transacciones internacionales.

Puede, así, comparar las lecciones teóricas de la universidad ginebrina, con las prácticas políticas a que llegan los negociadores políticos y diplomáticos. No será entonces por azar, o copia, de recomendaciones de expertos extranjeros, que vea clara la necesidad de establecer en Venezuela la institución rectora de la política monetaria que, en Londres, desde 1694, permitió a la Gran Bretaña dirigir, a lo largo de los siglos XVIII y XIX, y a su particular conveniencia, las finanzas mundiales.

Cuando llega a Londres en 1925, la experiencia ginebrina también le permite explicar que la política financiera debe estar acompañada de una acción política y económica de base real; capaz de equilibrar las fuerzas ascendentes de los Estados Unidos de América, al comentar favorablemente la deseable contrapartida que hubiera sido la creación de los Estados Unidos de Europa; para vencer así las fuerzas desintegradoras de la competencia entre los viejos imperios mercantiles, que sucumbieron en la Gran Guerra de 1914 a 1918.

Llamado por Gil Borges, flamante subdirector de la Unión Panamericana, llega a Washington en 1926 y se le designa jefe de la Sección Agrícola. Desde allí contribuye a la preparación de la Primera Conferencia Agrícola Interamericana (1930) donde se resumen las características de la explotación agrícola para compartir experiencias y discutir su problemática. La estadística reunida le permite observar como la crisis de 1929 afecta a la producción, a la exportación y a los precios del café.

Señala entonces, con anticipación de dos décadas, las conclusiones de la Conferencia similar que tuvo lugar en La Habana, al término de la Segunda Guerra Mundial, en relación con la dinámica desfavorable de los precios de los productos agrícolas, en relación a los de los productos de mayor contenido manufacturero y la vinculación de ello con los resultados de las balanzas comerciales, su efecto sobre el tipo de cambio y el contagio de la depresión.

Estos vislumbres teóricos serán las fuentes de la discusión, por intermedio de conferencias, de artículos de prensas y cartas a los prominentes banqueros caraqueños, sobre las decisiones del feneciente régimen dictatorial de Juan Vicente Gómez, a partir de su retorno a Venezuela en 1931.

Esas contribuciones teórico-políticas serán también la razón básica de su llamado a colaborar como el primero de los Ministros de Agricultura de Venezuela; su paso rapidísimo al Ministerio de Hacienda, y su contribución al Programa de Febrero de López Contreras (1936) al pasar éste a presidir el gobierno venezolano.

Hoy, como hizo Adriani en 1934, ante las vicisitudes que confrontamos, cabe recordar las palabras grabadas en el reloj de sol del Colegio de Todas las Ánimas de Oxford: Pereunt et imputantur (las horas pasan y se nos cargan en cuenta).

Luis Mata Mollejas

Individuo de Número de la Academia Nacional de Ciencias Económicas.
Coordinador del Doctorado de Economía de la UCV.
Coordinador de la Maestría en Teoría y Política Económica de la UCV.