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Venezuela: Un modelo económico fallido

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Venezuela padece, desde mediados de los 70 y hasta nuestros días, de un modelo económico que ha dejado resultados decepcionantes y que no da signos de mejoría, sino todo lo contrario. Datos recientes como: la inflación más alta del mundo (56,2% en 2013 y con miras a ser mayor en 2014); crecimiento de 1,6% (dato preliminar del 2013, con 2014 en recesión o crecimiento en torno a 0%); un índice de escasez mayor al 30% (más de 30 de cada 100 artículos no se consiguen); pésimo manejo de la política monetaria debido al crecimiento desbordado de la liquidez en un 75% interanual; y la pérdida de oportunidades laborales por los cierres de empresas y negocios (debido a la falta de divisas y a la conflictividad nacional), son solo parte de lo que en la actualidad viven 30 millones de venezolanos, un modelo fallido.

En la actual conflictividad nacional, se desarrolla la llamada “mesa de diálogo”, en una de las intervenciones entre el Gobierno y la MUD, el Ministro del P.P. de Energía y Petróleo, y Presidente de PDVSA, Rafael Ramírez, defendió el actual modelo económico socialista indicando: “… hemos venido avanzando en la construcción de un modelo económico que ha sido profundamente exitoso…”. Ramírez basó su anterior afirmación en la reducción de los índices de pobreza, lo cual ha sido posible gracias a un incremento de las ayudas económicas a ciertos sectores, a través de las distintas misiones y planes sociales. Pero al mismo tiempo, disminuyó la productividad de los trabajadores, debido, en parte, a que la actual LOTTT ha incentivado el ausentismo laboral, afectando enormemente el producto medio por ocupado, que de por sí se había visto afectado por la desinversión, los conflictos de índole sindical, falta de divisas para importar materia prima, maquinarias y equipos.

Rafael Ramírez, en su alocución en la “mesa de diálogo” también comentó que el modelo económico (socialista) es exitoso debido a la “distribución de la renta entre los más pobres… la revolución bolivariana ha sido eficaz en atacar la pobreza”. El Ministro, convenientemente, no dijo varias cosas importantes: la disminución de la pobreza ocurrió en un período de bonanza petrolera (período 2003-2012), el cual permitió incrementar de forma sustancial las ayudas sociales; sin embargo, inclusive antes de finalizado el período de precios crecientes del petróleo, el Gobierno se vio en la necesidad de desahorrar reservas internacionales y, al mismo tiempo, aumentar su deuda, tanto interna como externa, para mantener los subsidios y el reparto en general. Esto, en el largo plazo, se ha hecho difícil de sostener; y hoy vemos, en carne propia (bajo la forma, ante todo, de inflación y escasez desbordada), los efectos de las actuales políticas populistas (véase el gráfico anexo relativo a la variación interanual de la liquidez monetaria y las RRII como reflejo de las presiones cambiarias y, por tanto, las presiones sobre el poder de compra de la moneda).

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El modelo económico venezolano es un modelo fallido; esto queda claro al observar el incremento de la dependencia de la economía de los ingresos de nuestra principal fuente de divisas (exportaciones petroleras), que aumentó de 68% de las exportaciones totales al cuarto trimestre de 1998 a 96% hoy día. Esta altísima dependencia hace muy vulnerable a nuestra economía a choques externos que afecten el precio promedio de la canasta petrolera.

Para desmontar de una vez por todas este modelo fallido, es necesario un reordenamiento, entre otras cosas, de la política económica, tanto de orden fiscal como de orden monetario y cambiario. Es necesario sincerar el tamaño del Estado (que cuenta con una burocracia de más de 30 ministerios), garantizar la seguridad jurídica y de la persona, reducir el déficit fiscal, eliminar de una vez por todas los fondos parafiscales y los traspasos de bolívares del BCV a PDVSA y a empresas estatales, y eliminar el control de precios y cambio. Lo anterior requiere voluntad política y que los venezolanos comprendan que el único camino que nos llevará, verdaderamente, por el sendero del progreso y el orden es el del trabajo, la voluntad y el esfuerzo de todos, la recuperación de la institucionalidad, una franca discusión sobre el rol de la industria petrolera en la economía nacional y otra serie de reformas, que permitan reconstruir a Venezuela hoy atrapada en este modelo fallido en proceso de implosión.

Alejandro Castro Sánchez

@ajcastrosanchez

Miembro Fundador del @ClubMacroUCV