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Una economía de guerra

Bolivares12

Los controles de cambio y precio, la destrucción del estado de derecho y el acoso a la empresa privada, han acabado por rendir los frutos que siempre rinden. Dondequiera que se ha aplicado el coctel anterior los resultados han sido los mismos: penuria y miseria. En Venezuela el auge petrolero evitó que esto llegase antes, pero al final el largo plazo termina llegando por más que Keynes nos dijese lo contrario.

Las colas y el desabastecimiento de enero tuvieron dos componentes. El primero es el estacional. Este componente tiene algo de normal, muchos negocios cierran en diciembre lo que dificulta el abastecimiento de productos a comienzo de año. El segundo componente es la tendencia. Este es el componente realmente preocupante. La economía venezolana tiene un problema de abastecimiento crónico que es el resultado de las políticas que se han implementado en los últimos años. Ese componente no se va a modificar hasta tanto no se adopten medidas económicas básicas. El abastecimiento puede mejorar un poco respecto a las semanas iniciales del año, pero no habrá una mejora sustancial.

En una economía de guerra las colas y los controles son necesarios. Hay que conservar recursos en aras del bien mayor. El esfuerzo de guerra exige que el país se vuelque a producir lo necesario para el combate. Hay un justificativo, es fácil venderle a la gente las penurias, la carta del patriotismo en estos casos siempre rinde frutos. Se entiende entonces porqué el Gobierno ha recurrido al apelativo de guerra económica.  El objetivo es justificar las penurias actuales y por venir.

Las colas y la escasez son la marca de fábrica de las economías reprimidas y controladas. Las vivió el Chile de Allende a comienzo de la “Vía chilena al socialismo”, las vive Cuba y las vivieron las economías del este de Europa.  En todo momento siempre se buscó culpar a otros; los socialistas si en algo han sido creativos ha sido en generar enemigos ficticios. Los romanos aterrorizaban a los niños con Aníbal, los socialistas aterrorizan a sus huestes con el imperio, la derecha, la oligarquía, la burguesía, etc.

Toda economía reprimida lo es porque se emplea el aparato del Estado para coartar libertades económicas. Para ello en Venezuela se ha empleado a la justicia y a la FAN; pero además se ha generado una burocracia propia, siempre apadrinada por algún verde oliva. Lo que recién presenciamos con Farmatodo y Día Día no es más que la continuación de un abuso que ya lleva muchos años. Abuso que en muchos casos la población civil ha aplaudido porque luego del béisbol y las telenovelas, no hay nada que nos guste más a los venezolanos que un control de precios. Si hiciésemos una encuesta en Venezuela la mayoría diría que cree que existe un precio “justo” para las cosas. Curiosamente ese precio será muy diferente entre quien compra y quien vende. La cultura económica en Venezuela es bastante limitada y en los últimos años se ha invertido grandes sumas de dinero en perpetuar la tara.

La economía de guerra que vivimos actualmente la manejan los militares. El ministro Felix Osorio es un militar, se entiende perfectamente porqué hay escasez de comida. Marco Torres es un militar. Quienes controlan el cemento y las cabillas son militares. Quienes reparten el bacalao en Venezuela son los militares. En Venezuela hay una guerra y es la guerra de los militares contra los civiles que son quienes producen. En Venezuela no hay una guerra económica, hay una economía de guerra, precisamente porque los militares son quienes controlan el poder. Cuanto antes lo entendamos mejor.

Francisco Ibarra Bravo

@franibar10

Director de @Econometrica