Un mar de contradicciones
El día fue movido con los rumores que siempre circulan sobre los anuncios económicos. Como casi siempre ocurre, los rumores, que siempre vienen de una fuente confiable, resultan ser falsos. El presidente Maduro en cadena nacional nos dio un poco más de lo mismo. Con frecuencia es mejor confiar en el análisis que en el rumor. La supuesta devaluación haría muy poco por resolver los inconvenientes en el corto plazo, a un tremendo costo político. A no ser que la situación fuese dramática el gobierno no iba a devaluar antes del 8-D. Luego de las elecciones la defunción del 6,3 es una certeza.
La cadena fue larga, por lo menos el presidente Maduro se disculpa. A su antecesor poco le importaba tener a todo el mundo aguantando sus sandeces por horas, eso sí, el difunto era más entretenido. En el discurso pudimos ver nuevamente las trazas del Giordani, los mismos clichés y lugares comunes. Nada nuevo ni nada sorprendente. Según el gobierno hay un grupo de malos y ellos, que son los buenos, tratan de defender a los más débiles del abuso de los poderosos. En realidad el cuento va por otro lado, algo así como una banda de incompetentes que lleva al país hacia un despeñadero. Es tan pobre el diagnostico que han hecho sobre la situación actual que lo que proponen sorprende por lo incongruente.
El gobierno nos dice que va a meterle el acelerador al proyecto socialista. Todos sabemos cual ha sido la gasolina de este proyecto y todos sabemos también que hoy por hoy no le queda mucho en el tanque. Sencillamente no hay dólares para darle ningún impulso al socialismo tropical bolivariano. Lo que quedan son las ganas y a veces ni eso. En el mismo discurso donde el gobierno amenaza con acentuar el fracasado modelo económico llama a los empresarios a trabajar. Minutos después de decirnos que va a enviar el ejercito a revisar galpones y almacenes, pide a los empresarios compromiso con el país. En tres horas es mucho lo que se puede decir. El presidente nos aseguró que la escasez es una sensación creada, ficticia, puro titular de prensa. Luego de afirmar esto, ofrece a los empresarios y trabajadores incentivos para trabajar en las vacaciones, algo incompresible si no hubiese problemas de abastecimiento. No deja de ser paradójico que el mismo gobierno que hace tan solo unos meses redujera la jornada laboral ahora le pida a los trabajadores que laboren en vacaciones. La cadena transcurrió con la creación de unos cuantos entes públicos cuyo único aporte al final será el agravamiento del déficit fiscal. Luego llegaría el mejor chiste de la tarde cuando se nos aseguró que se van a general incentivos para que los venezolanos ahorremos en bolívares, el anuncio lo hace el presidente días antes de que el BCV nos confirme que la inflación sobrepasará 50%. Ayer algunos de los sospechosos habituales no se fueron lisos, las páginas de venta por internet, Pacific Rubiales, medios de comunicación y los “pelucones” que deben ser primos de los bolichicos. Hubo de todo como en botica.
La cadena de ayer solo nos confirma que el gobierno no tiene ni la más remota idea de cómo resolver el embrollo donde nos ha metido. Quizás en el mejor de los casos tengan alguna idea de lo que van a hacer, pero eso será luego de las elecciones. Ya el discurso de la “guerra económica” caló en el sector que debía calar. Ya en enero tocará hablar de realidades y adoptar medidas. Tampoco debemos creer que esta gente puede ofrecer algo muy diferente a lo que ha hecho en todos estos años. Lo peor de lo de ayer no es el discurso en sí mismo, ni siquiera el hecho que las medidas propuestas no vengan a resolver nada, lo realmente malo del discurso de ayer para el país, es que para una importante parte del país tiene sentido.
Francisco Ibarra Bravo
