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Síganme los buenos

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El pasado domingo se nos anunció que el presidente del BCV, Nelson Merentes, dejaría ese cargo para ser Ministro de Finanzas. El esperpento que fue creado en la cúspide del poder de Giordani, como lo fue la fusión de Finanzas con Planificación queda deshecho. El hombre de la sonrisa amplia y el bigote espeso se paseará ahora por los despachos del ministerio que se encarga del presupuesto público.

Merentes entre dos ministerios ha optado por el que tiene cartera, a pesar de que el BCV sea la tarjeta de crédito. El salto es sin embargo peculiar; Merentes deja la presidencia del BCV, una institución importante y en teoría autónoma para ir a un ministerio. Este salto nos recuerda el que realizó el actual Presidente Maduro, cuando el entonces Presidente Chávez le pidió que dejara la presidencia del poder legislativo para sumarse a su gabinete como canciller. Muchos criticaron la actitud de Maduro, el tiempo acabó dándole la razón. En un gobierno donde todo el poder emana de la autoridad de un solo hombre, cuanto más cerca se esté de el o ella, mejor. En aquel momento Maduro supo leer lo que muchos no entendieron: en la Venezuela actual, la autonomía del poder legislativo, como de cualquier otro poder público, es una ficción. De igual forma Merentes entiende que es mejor dejar el BCV y ocupar una silla en el Consejo de Ministro. Este salto termina de confirmar lo que hemos venido diciendo desde hace mucho tiempo: el BCV es, de facto, un ministerio. Con este cambio Merentes se ahorra el tener que estar escuchando a cuanta empresa pública socialista o lo que es lo mismo, quebrada, ir a pedirle financiamiento. No es que él fuese muy duro para no entregarlo. Merentes no aplicaba aquello de ante el vicio de pedir, la virtud de no dar. Hay que decir que por lo menos a final de año, cuando se presente el presupuesto, quien lo haga será mucho más agradable que Giordani. Eso sí, los cuentos serán los mismos.

La partición del ministerio puede leerse de dos maneras. La primera es la de los optimistas: Merentes es un pragmático. Esta lectura se hace al contraponerlo con Giordani. Frente a Giordani cualquiera lo es. Aquellos que ven este cambio como positivo creen que vendrá alguna flexibilización cambiaria y sobretodo más emisiones. En la mente de algunos venezolanos todavía están presentes las cuantiosas emisiones de años atrás. Creen que volveremos a emitir más de diez mil millones como en 2009 y 2011 ¿Por qué no si las condiciones de financiamiento hoy son mejores que en aquellos años? Esa es una forma de verlo. La otra ve el vaso medio vacío: Giordani sigue. Si el planificador de la economía de Lego continúa en su cargo es por algo. Quizás fue él mismo el que se desprendió de la responsabilidad del ministerio de finanzas para concentrarse en lo que le gusta. Quizás ahora si tengamos Eje Orinoco Apure. Giordani seguirá ejerciendo su peso dentro de dos estructuras fundamentales de la economía: el control de cambio y los controles de precios. Curiosamente estos son los dos aspectos claves que hay que atacar.

El Presidente Maduro o no tuvo el guáramo para poder dar un golpe sobre la mesa y pasar a Giordani a retiro o sencillamente no quiso hacerlo. Realmente desconozco cuál ha sido la causa de que un ministro con el historial de Giordani continúe. Desde el punto de vista de la economía es una terrible decisión. Giordani jamás ha visto los toros desde la barrera, mientras él esté en el gabinete torpedeará cualquier iniciativa de reforma. Siempre le quedará la posibilidad de renunciar si considera que su opinión no cuenta. De Giordani se podrá decir cualquier cosa menos que no sea un hombre comprometido. Desde el punto de vista del cambio político que necesita el país, que Giordani siga en el gabinete es una excelente noticia. Mientras su visión cavernícola de la economía sea la que impere, la popularidad de Maduro seguirá en declive.

Francisco Ibarra Bravo

@franibar10