¡Porque sólo anticipándote podrás triunfar. Porque sólo podrás anticiparte si tienes un plan!

Sembradores de petróleo

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Desde aquel editorial siempre ha sido el sueño y la propuesta de cuanto individuo se ha querido hacer con el poder en Venezuela. No estamos hablando aquí del cambio en los intereses que ocurre una vez que se accede al poder; estamos hablando de las nobles intenciones que han tenido todos aquellos que aspiran a gobernar el país. En todos ellos siempre ha estado presente el tratar de resolver el problema sobre como invertir la renta petrolera. En todos ellos siempre ha privado la idea de que los que vinieron antes no pudieron hacerlo, bien sea por incompetencia o corrupción. Ninguno se ha puesto a pensar que quizás lo verdaderamente errado sea la pretendida siembra.

La idea de sembrar el petróleo tiene dos orígenes. El primero es aquel que le entrega al Estado los recursos del subsuelo. Sin esta condición la idea nacional de la siembra del petróleo no habría prosperado. La segunda condición es la temporalidad. Desde siempre ha planeado en la mente de la mayoría de los venezolanos que la riqueza procedente del petróleo es efímera, que en algún momento se agotará y que es necesario invertir parte de la renta en otras actividades para cuando ese momento llegue. Estas dos condiciones son las que propiciaron el nacimiento de la preocupación nacional sobre qué hacer con la renta petrolera. En aquel editorial de 1936 el país creyó encontrar la respuesta.

Aquel editorial no resolvió nada. En economía Uslar nunca fue más allá de la receta para el agua tibia. Lo increíble es que nadie se opusiera con firmeza a esas ideas desde el principio. Ese ha sido nuestro gran fracaso: haber asumido que la solución al problema nacional de la renta petrolera era sembrarla. La siembra petrolera no fracasó por no haberse intentado o porque quienes lo intentaron fueron corruptos o incompetentes, fracasó porque sencillamente nunca entendieron lo que realmente producía la renta petrolera en Venezuela. La renta petrolera en Venezuela no nos hizo holgazanes, al menos no más de lo que ya éramos. La renta petrolera en Venezuela lo que ha retrasado es la aparición de una sociedad de ciudadanos. Entiéndase como ciudadano aquel individuo que vive en una sociedad donde paga impuestos y recibe servicios públicos a cambio. La renta petrolera evitó que por muchos años los venezolanos pagásemos impuestos pero no evitó que nos sintiéramos con derecho a reclamar servicios públicos, después de todo como venezolanos, el otro deber nacional aprendido en las escuelas es sentirnos ricos.

Nuestras expectativas sobre lo que merecemos como venezolanos no va en línea con el esfuerzo tributario que se nos exige, y tiene lógica que así sea mientras la renta petrolera vaya directamente al gasto público, sin pasar primero por el bolsillo de los contribuyentes. De esa manera el Estado tiene plena discreción para gastar como le parezca y los venezolanos no terminan nunca de saber el tamaño real de la renta. En ese juego siempre uno acabará sintiéndose estafado cada vez que la renta petrolera per cápita se contraiga y bendecido cada vez que aumente, independientemente de lo bien o mal que lo haga el gobernante de turno. Es un sistema tremendamente perverso que tiende a impedir que los ciudadanos puedan formarse una idea medianamente clara de cuando un gobierno es bueno o malo.

La alternativa no es otra que una distribución directa de la renta a cada venezolano y que luego el gobierno le cobre impuestos. Esta es la única manera en que los venezolanos comenzarán a entender la verdadera magnitud de la renta y a formarse expectativas reales sobre lo que el gobierno puede y debe hacer. Distribuir directamente la renta es la única manera en que los venezolanos comenzaremos a transitar el camino para volvernos verdaderos ciudadanos y por ende, a que nuestros gobernantes empiecen a tratarnos como tal.

Francisco Ibarra Bravo

@franibar10