No sólo será lo mejor para el país, sino también lo más sencillo, recuperar la República, nuestras normas, instituciones, leyes y Constitución que fabricar ex nihilo (i.e. de la nada) un nuevo caudillo del siglo XXI. La senda de nuestro ya iniciado proceso de transición, apunta en esa dirección (la dirección deseada por todos los venezolanos desengañados, lógicamente, salvo la Boliburguesía y los factores de poder del chavismo).

El chavismo sin Chávez es insostenible. En palabras llancas, es una piñata sin adultos (i.e. algo que simplemente no puede durar; así que, pronto va a implosionar).

A Hugo Chávez le tomó unos 7 años hacerse caudillo. Primero, como era de esperar, tomó control del poder económico, Pdvsa, y el militar, las fuerzas armadas. Luego, capturó el poder electoral. Posterior a ello, controló a la Asamblea Nacional y, finalmente, el resto de los poderes públicos y los medios de comunicación. Pero, aún así, no fue de la noche a la mañana, y tampoco le fue sencillo. De allí que, con su muerte, haya arrancado la transición. Chávez transfirió absolutamente todo su apoyo a Maduro, pero, no pudo transferirle lo intransferible, su autóritas (i.e. su autoridad y, particularmente, su capacidad de arbitrar y conciliar intereses conflictivos para mantener unido al chavismo). Por ello, posterior a las elecciones municipales (i.e. luego del período de interés común del chavismo), predominarán los conflictos de interés y comenzará la implosión.

Mucha gente tiene dudas y las seguirá teniendo por un tiempo. Pero, el desorden actual, simplemente, no podrá persistir. El árbitro que mantenía unido al chavismo, Chávez, ya dejó de existir. Una oposición unida, una economía en crisis y, lo más importante, un chavismo en conflicto, harán cambiar al país. Al final del proceso, que es muy pronto, recuperaremos la República, nuestras normas, leyes, pactos, valores y principios y, así, todos los venezolanos sin discriminación tendremos país.

Ángel García Banchs
@garciabanchs