Quédate, tu eres chévere
La declaración del fin de semana sonó a despedida. No hubo lloradita pero si demostró que todavía tiene la altivez para pretender irse dando lecciones. Ese es Jorge Giordani, único e inconfundible. Su declaración dio para todo, hasta para tildar a los economistas de mercachifles y de no enfocar la economía en el ser humano solo dedicándose a modelitos matemáticos. La ignorancia es atrevida, pero en Venezuela tiene un público nada despreciable. Giordani afirmó que los economistas le odian, yo diría que más bien los economistas sienten hacia él lo que un oncólogo a un curandero.
Dijo muchas cosas curiosas, una de ellas fue cuando preguntó ¿Es que la economía venezolana se mide en dólares? La verdad es que cuando les interesa lo hacen para sacar pecho a nivel regional, eso si, a tipo de cambio oficial, que no caiga nada fuera del plato. Lo importante no es como se mida una economía sino como funcione. Pese a los largos años que ha ejercido de ministro, demasiados como para considerarlos efímeros, no ha aprendido que la economía venezolana funciona con dólares. Esta dependencia se ha agravado a lo largo de su gestión. Es curioso, el ministro de economía cuyo período de servicio ha sido el más largo que se recuerde, es el que vive hablando como si tuviese dos semanas en el cargo. La economía venezolana necesita divisas para funcionar, como cualquier economía abierta, pero en el caso venezolano la dependencia es mucho más profunda. La política de acoso y derribo al sector productivo nacional al final está rindiendo sus frutos. Lo que pasa es que ahora Giordani se da cuenta que no son comestibles. Curiosamente, los mismos economistas que tanto odia, se lo habían advertido.
Cuando Giordani habla de que los venezolanos se llevan la renta petrolera al extranjero demuestra que no entiende la razón fundamental detrás esa decisión; o quizás no la quiere entender porque él es parte fundamental del problema. Si Giordani hubiese asistido a alguna clase de economía, así sea básica, le habrían explicado que el dinero cumple tres funciones: unidad de cuenta, medio de cambio y reserva de valor. La función más delicada de mantener es la de reserva de valor. El bolívar hace muchos años que perdió esa capacidad y es por lo tanto entendible que los venezolanos, desde antes del viernes negro, optaran por colocar sus ahorros en otra moneda. Esto no es culpa de los venezolanos, por lo menos no de forma directa. La culpa de Giordani y de sus mandaderos ha sido, pese a haber contado con todas las herramientas para hacerlo, no remediar este problema. Todo lo contrario, lo ha agravado. Ahora pretende culpar a los venezolanos del mal que el gobierno les ha impuesto. En Venezuela actualmente, el primer objetivo de política debe ser sentar las bases para que los venezolanos vuelvan a confiar en su moneda. Para parte importante de la población el verbo volver no aplica porque no hemos vivido otra cosa que desconfianza hacia el bolívar. Los muchos años de Giordani como piloto de la política económica venezolana han sido un desastre en esta materia.
Para cerrar, hubo un punto donde el ministro nuevamente demostró su ignorancia económica, además de hacerlo con un discurso ventajista. Fue cuando dijo los privados solo generan US$ 3.000 millones y que demandan US$ 40.000 millones. Se quedó corto en la demanda, porque a tipo de cambio oficial esta demanda es por lo menos 5 veces mayor. Lo que pasa es que es una demanda insatisfecha. Los privados no pueden generar dólares en Venezuela mientras se les obligue a exportar a una tasa sobrevaluada. Como Giordani no entiende lo que es una tasa sobrevaluada se permite hacer las declaraciones que hizo. Si al sector productivo nacional se le dejase exportar a una tasa que no dependiese de la renta petrolera otro gallo cantaría. El problema de Giordani no solo es de formación, es sobretodo ideológico. Ya entrado en años sus visiones sobre el mundo no van a cambiar. Para él el sector privado nacional siempre será parásito. Él ha sido el ideólogo fundamental detrás de la política de destrucción del sector privado nacional. Su partida podría representar un cambio en esta materia. En todo caso eso está por verse.
Francisco Ibarra Bravo