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Por tocar fondo

Venezuela está por tocar fondo, puesto que la presión social, política, económica, internacional y militar va a forzar una reforma, bien sea dentro del propio chavismo, a manos de la oposición, bien de forma mixta con base a un gobierno de coalición, o alternativamente llevada a cabo por una tercera vía que como la historia demuestra en cuestión de meses siempre podría emerger.

Venezuela no es África Subsahariana. Venezuela cuenta con abundante capital humano, las reservas de petróleo más grandes del planeta, y recursos naturales a más no poder. Basta con un cambio institucional y una reforma del Estado para superar la crisis del modelo petropopulista originado en los 70, a Dios gracias acabado por exacerbación por el socialismo del siglo XXI.

La razón es sencilla. Ya el modelo actual no es útil, ni negocio, para absolutamente nadie; solo que existen factores de poder con costo de salida infinito a quienes la reforma, lógicamente, no les va a corresponder.

Hasta hace muy poco, había dólares baratos para el viajero (5.000$/año), para el internauta (3.000$/año), el profesor, el estudiante, el pensionado y jubilado en el exterior. También, había para el importador del sector privado, el importador del sector público, para el mafioso sobrefacturador-contrabandista, para el tenedor de títulos y, finalmente, para el ciudadano de a pie también, que los conseguía bajo la forma de alimentos baratos en cualquier abasto en Petare, San Fernando de Apure, cualquier caserío, pueblo o ciudad.

¿Y qué hay hoy? Ya no hay dólares baratos ni para el viajero, ni el internauta, el profesor, el estudiante, el pensionado, el jubilado, el importador del sector privado, ni del público; tampoco hay dólares baratos para el mafioso, sino únicamente para el tenedor de títulos; y ese mismo individuo que hasta hace muy poco iba a buscar los dólares baratos bajo la forma de alimentos, hoy ni siquiera los puede conseguir a tasa de cambio de dólar negro, sino a un precio muy superior: el que fijan bachaqueros y revendedores.

Hace unos años, el modelo era negocio para muchos, pero ya definitivamente no lo es. Antes, el modelo generaba aumento del poder de compra del salario, aunque artificial. Pero, hoy a los nuevos precios del petróleo más bajos, el modelo lo que genera es, claramente, crisis humanitaria, sanitaria, alimentaria, caos, anarquía, colas, saqueos, estallido social, violaciones de DDHH, sanciones y represión.

Insisto, ya esto no es negocio para nadie. El mafioso no se aprovecha como antes y, actualmente, tiene que reprimir.

Una reforma por el contrario, sí sería negocio: una apertura petrolera y no petrolera de la economía nacional; una unificación cambiaria; el levantamiento de todo tipo de controles y el restablecimiento de un sistema de mercado, aprovechando y reasignando el abundante capital humano existente, nuestros cuantiosos recursos de la Faja Petrolífera, y el resto de nuestros recursos naturales.

Venezuela no es África Subsahariana. Dejar todos nuestros recursos petroleros y naturales ociosos, no es negocio para nadie. Por ello es sencillo pronosticar que habrá la suficiente presión política, económica, social, internacional y militar para que se dé una reforma en el país, que ha de tocar fondo cuanto antes mejor.

Ángel García Banchs

@garciabanchs

Director de @Econometrica