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No estaba muerta, estaba de parranda

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A lo largo de todo el 2012 los venezolanos fuimos víctimas del festejo que hacían, tanto el ministro Giordani, como el presidente del BCV sobre las cifras de inflación. Hubo ruedas de prensa con caras sonrientes y llenas de satisfacción. El argumento de la compañía limitada que dirige la economía nacional era que la inflación estaba siendo finalmente abatida. Llegaron a decir que podía cerrar el año en 18% y la euforia les llegó incluso hasta la elaboración del presupuesto donde colocaron que la inflación podría ubicarse en 2013 entre 14 y 16%. Por pedir que no quede. Las cifras de diciembre les deben haber dejado de piedra.

No hubo rueda de prensa. Éstas hay que dejarlas solo para dar buenas noticias. Las malas hay que susurrarlas y ni hablar de rendirle cuentas a la gente por la gestión económica. Esas prácticas de la democracia burguesa hay que desterrarlas de una vez y para siempre de la política venezolana; ahora más que nunca que Chávez somos todos pero también todos somos hijos de Chávez. Algo así como un misterio de la santísima trinidad revolucionario. Además había que forzar en el Mensaje de Fin de Año del Presidente del BCV la cifra de inflación para que diera menos de 20%. Comentamos, medio en serio y medio en broma, que la inflación la cerrarían por debajo de 20%, aun así tuviesen que dejarla en 19,9%. Al final fue lo que ocurrió. En pocos aspectos el gabinete económico ha sido tan desleal y mediocre como en el manejo de la inflación.

La inflación del mes de diciembre fue 3,5%. Esta es la segunda inflación mensual más elevada desde que se publica el INPC, solo siendo superada por la inflación del mes de abril de 2010. A diferencia de lo que ocurrió aquella vez, no ha ocurrido recientemente una devaluación del tipo de cambio oficial. La elevada variación de los precios del mes de diciembre no es otra cosa que la realidad golpeando la puerta. En el 2013 entrará a la casa así sea por la ventana. El sainete que montó el gabinete económico sobre el supuesto abatimiento de la inflación probó ser lo que muchos decíamos: una ilusión. Eso sí, la ilusión fue suficiente para que el gobierno enfrentase las elecciones bajo un clima de inflación controlada. Hay que decirlo, Giordani es un manipulador de mucho cuidado. Ha logrado, cuando le ha convenido al gobierno, generar las sensaciones en el electorado adecuadas para favorecer al oficialismo. Esto lo ha hecho aun a costa de postrar la economía nacional. Giordani es el Eudomar Santos de la economía nacional. Ya viene llegando la facturita del espectáculo, la inflación de diciembre es solo un abreboca.

En Venezuela existe una importante inflación represada. Los mecanismos clásicos para represarla han sido el mantenimiento de un tipo de cambio abiertamente sobrevaluado y los controles de precios personificados por esta especie de justiciera económica, muy apreciada en Quinta Crespo, Karlín Granadillo. Ahora que lo pienso, en la universidad nunca le pregunté si su nombre venía de Karl Marx. Los comunistas suelen ser muy creativos con los nombres que le dan a sus hijos. En la UCV conocí varios Stalin ¡Qué lujo! Antes de publicarse las cifras de diciembre, Karlín amenazaba con extender los controles de precios a más rubros. Esta amenaza hay que tomarla con pinza. Lo primero es que el gobierno intensificará el show de cara a la galería culpando al sector privado del desabastecimiento y de la inflación. Sobre esto no debemos dudar ni un solo minuto. Lo segundo es que al gobierno lo que menos le gusta es la escasez, por lo tanto mientras haga el show y tome los necesarios ajustes económicos, permitirá ajustes de precios porque una cosa es que los productos estén caros y otra muy diferente que no se consigan. Karlín, que me imagino estaba festejando en el mes de octubre y lo digo por la baja inflación, tendrá que bajar un poco las expectativas que tiene de controlarlo todo. Por lo menos por hora, ya que como siempre dijimos, la inflación no estaba muerta, estaba de parranda.

Francisco Ibarra Bravo

@franibar10