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La tijera

Tijera

Una vez leí a un manejador de cotos de cacería en España definir al conejo como un animal en perpetuo estado de terror. Su argumento era el gran número de depredadores naturales que tiene el conejo en la península ibérica. Desde los lobos hasta las águilas, pasando por lince, el conejo está todo el día sometido al estrés de tener que procurarse alimento, sabiéndose alimento. En Venezuela también tenemos conejos pero creo que viven más relajados que el sector privado nacional.

El sector privado venezolano ha estado sometido durante  muchos años a un estado de terror. El instigador de esta situación no ha sido otro que el Gobierno, quien ha empleado el aparato del Estado para ejercer una constante presión de todo tipo sobre la empresa nacional. Por supuesto que no todo el sector privado ha sido tratado de la misma forma, en este bosque tropical hay conejos más iguales que otros. El error de algunos es creerse inmune a la voracidad de quienes detentan el poder en Venezuela y creer que es mejor contar con los favores del poder que con un marco institucional donde hacer valer sus derechos. En Venezuela abunda quien cree que traficar favores es emprender.

La empresa privada nacional ha venido siendo cortada en picadillo por una tijera cuidadosamente orientada para tal fin. Toda tijera corta con dos cuchillas, la tijera de la que hablamos en este caso no es muy diferente. El sector privado ha sido sometido por un lado a un cúmulo de controles, el más notable el de cambio, y por el otro ha tenido que operar con unas leyes laborales cada vez más irracionales. Lo verdaderamente sorprendente es que aún en este entorno tan difícil, el sector privado haya continuado generando puestos de trabajo. Lo no tan extraño es que estos puestos de trabajos hayan sido creados en el área de servicios y comercio, curiosamente los sectores que han comenzado a ser hostigados con más fuerza desde finales del año pasado.

A pesar de esta gigantesca tijera todavía queda en el país un sector empresarial importante. Este sector ha aguantado estoicamente, no solo las regulaciones asfixiantes,  las restricciones en el acceso a las divisas, las leyes laborales y un largo etcétera, sino que ha tenido que hacer el aguante ejerciendo de chivo expiatorio de todas las culpas. El Gobierno no solo ha abusado de las leyes sino que además ha empleado todo su poder mediático para incentivar sentimientos adversos a la empresa privada en ciertos sectores de la población. Por más que nos parezca que aquello de la “guerra económica” no pueda ser creíble, la realidad es que hay un sector de la población que de verdad cree que las miserias actuales y las que vienen son producto de un supuesto plan macabro del sector privado nacional. Esta es quizás la peor de las afrentas: sufrir el maltrato y además cargar con la culpa.

El país necesita de su sector privado. Es el único realmente capaz de generar la riqueza necesaria para poder vencer la pobreza. Al país no le sirve un sector privado permanentemente aterrorizado como un conejo, aprehensivo y poco dispuesto a asumir riesgos. Venezuela necesita un sector privado dinámico y audaz, dispuesto a crear empleo y asumir riesgos. Para contar con un sector privado de estas características es necesario que el Gobierno comience por desmontar la tijera que está haciendo picadillos al empresariado nacional y cuando hablo del empresariado, algunas restricciones aplican.

Francisco Ibarra Bravo

@franibar10

Director de @Econometrica