La libreta y el desenlace final
|Tal y como pronosticamos, intentarían meter la libreta de racionamiento (el comunismo). De hecho, ese habría de ser el desenlace final del conflicto nacional, intentarlo y fracasar, para dar paso al cambio político: la transición hacia la recuperación de la institucionalidad, la economía de mercado y la forma de gobierno civil (i.e. la República).
Hace pocos días las autoridades anunciaron la Tarjeta de Abastecimiento Seguro para la red de establecimientos comerciales del Estado, Mercal, PDVAL y Abastos Bicentenario; un intento para implantar la libreta de racionamiento, el mecanismo a través del cual, definitivamente, pretenden arrodillar al ciudadano, y hacerlo renunciar a sus principios, valores e instituciones, así como a la participación en la política para poder subsistir (i.e. comer).
Jorge Giordani habría estado en lo correcto, y en todo momento habría sido sincero, cuando decía: “estamos construyendo el socialismo sobre la base de la escasez”; es que, no hay comunismo, sin libreta de racionamiento; y libreta de racionamiento, sin escasez. Pero, la escasez per se no basta; claramente, la experiencia histórica demuestra que, además de escasez desbordada, implantar la libreta requiere fusilamientos públicos, exactamente como ocurrió en la España de Franco, la Rusia de Stalin o la Cuba de Fidel.
El error Giordani-Dietrich habría sido pensar que tal cosa como introducir poco a poco la libreta de racionamiento (el comunismo, o lo que llamaron el socialismo del siglo XXI) era posible en la práctica; la verdad, a la dupla Giordani-Dietrich le faltó lo fundamental: el fusilamiento público de miles y miles de venezolanos, durante y después de su introducción.
Como tal cosa no podrá ocurrir en la Venezuela del siglo XXI, el señor Giordani fracasó. Con mayores o menores traspiés, Venezuela se dirige hacia su reinstitucionalización. Simplemente, no será posible en la práctica implantar en la Venezuela del siglo XXI la libreta de racionamiento porque, al igual que ocurrió en los Estados Zulia y Táchira, la gente en el resto del país reaccionará, desde el que depende del libre comercio para vivir hasta quienes sencillamente aman la libertad. Es decir, no habrá quien desde el Estado (no desde los colectivos, sino el Estado) esté dispuesto a administrar suficiente represión (miles y miles de muertos o más).
Así, estoy seguro que, muy pronto, el país tendrá necesariamente que transitar hacia su reinstitucionalización.
Ángel García Banchs