¡Porque sólo anticipándote podrás triunfar. Porque sólo podrás anticiparte si tienes un plan!

Gobierno refuerza el intervencionismo en medio de la crisis económica

Los CLAP, la GMAS y los COPO son las nuevas estructuras de control estatal, que ya actúan directamente sobre las empresas mientras instauran un cambio en la forma de operar del mercado y del consumir del venezolano.

En paralelo a la crisis económica que afecta directamente la calidad de vida de los venezolanos, en el país viene profundizándose una transformación en el modelo de mercado que impulsa el Gobierno de Nicolás Maduro. Este cambio ha encontrado en la propia crisis tanto la justificación para concretarse como una forma de llevarse a cabo con poca o casi nula resistencia por parte de un debilitado sector empresarial y de una sociedad acorralada por la escasez y la inflación.

La instauración de los Comité Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP), de la Gran Misión Abastecimiento Soberano (GMAS) y de los Comité Operativos Productivos Obreros (COPO) tiende a ser vista como un añadido más a la lista de estructuras creadas por el chavismo, en sus más de tres lustros de existencia, para perfilar un nuevo modelo económico en Venezuela. Esta lectura subestima el alcance de estas estructuras en la coyuntura político-electoral presente.

La respuesta del Gobierno a lo que llama “la guerra económica” se encuentra en la actuación coordinada de CLAP, GMAS y COPO, que no vienen a resolver las causas de la crisis económica bajo los parámetros de analistas y empresarios, sino que, por el contrario, ejercen presión sobre quienes se oponen al nuevo modelo económico ya que son señalados como los responsables de la crisis actual.

De acuerdo con la base ideológica de la GMAS, el “predominio de un modelo con forma de propiedad, de relaciones de producción y de distribución capitalista” es la causa de la escalada de los precios, de la especulación y del consumismo exacerbado, entre otros problemas que vive el país. Los lineamientos de la Gran Misión dan por hecho que el Gobierno ha otorgado suficientes divisas a la economía, lo que no ha logrado los objetivos esperados porque el modelo capitalista dificulta el desarrollo productivo del país.

Desde esta óptica, que para muchos le da espalda a la realidad, la respuesta a los problemas se encuentra en una mayor dosis de control estatal con una articulación política de doble propósito.

Extensiones del PSUV

En momentos de descontento social y de fuerte rechazo a la gestión del Gobierno se le ha dado protagonismo al poder popular a través de los CLAP, pero estableciendo claramente que tales comités son una extensión del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV). Además de los representantes de los consejos comunales, entre los integrantes de los CLAP se cuentan miembros de las Unidades de Batalla Bolívar Chávez (UBCH), del Frente Francisco de Miranda, de Unamujer y de la Milicia.

A través de una publicación semanal se indican las líneas de acción política que deben adoptar los CLAP, cuyos miembros participan regularmente en reuniones de formación ideológica como un requisito para mantenerse al frente de sus responsabilidades. Allí se puede leer que “a las funciones prioritarias de comunicación, abaste­cimiento y producción que vienen desarrollando los CLAP, debemos agregar otra importante, como es la de articular a las fuerzas loca­les para el accionar político”. De cara a las iniciativas de la oposición en Venezuela, como el intento de activar un Referendo Revocatorio del Gobierno, se indicó: “debemos estar todos atentos y preparados para movilizarnos, bajo las orientaciones de la dirigencia nacional de la Revolución.”

Los CLAP “son una oportunidad que tenemos para nuevamente construir la mayoría y para el renacimiento de nuestro partido”, ha dicho la actual ministra del Despacho de la Presidencia, Carmen Meléndez, al hablar del tema con la militancia del PSUV.

La GMAS, por su parte, coloca buena parte de la responsabilidad de las decisiones económicas en manos del alto mando militar, que se presenta ante el país alineado con el Gobierno.

El abordaje militar del problema del desabastecimiento de 18 rubros básicos toca todos los eslabones de su cadena de producción, desde la materia prima hasta el producto final, reservándose el Estado el control de los procesos con un representante militar a cargo en cada caso. Las fiscalizaciones e inspecciones a las empresas vinculadas a estos rubros han derivado en una nueva forma de control a través de los COPO, donde los trabajadores de cada planta se articulan con miembros de la Milicia y representantes de organizaciones de base del PSUV, para hacer seguimiento interno a todos los procesos de la empresa, ayudando así al Gobierno en el levantamiento de información sobre estos rubros básicos.

El cambio

El Gobierno ya dispuso, mediante resolución publicada en la Gaceta Oficial 41.005, que las empresas públicas y privadas dedicadas a producir insumos o bienes de los sectores agroalimentario, higiene personal y aseo del hogar están obligadas a vender hasta 50% de su producción al Estado.

La medida tiene alcance sobre todas las unidades productivas, sociedades mercantiles, ingenios, factorías, agroindustrias, granjas, plantas productoras, procesadoras, beneficiadoras o mataderos industriales, establecimientos importadores, distribuidores o de venta al mayor o al detal.

El propósito es canalizar a los CLAP la mitad de todo lo que estas empresas producen. Los comités serán los encargados de colocar esos productos en la comunidad luego de identificar sus necesidades reales, para lo cual realizan censos en sus áreas de operación para conocer a las familias de la zona, sus edades, estado de salud y requerimientos especiales.

El nuevo modelo implica darle forma a un mercado donde el consumo tiene un orden impuesto desde el Gobierno, pues responde a la atención de las necesidades reales de la gente, y no un mercado donde priva la demanda impulsada por “la cultura depredadora del consumo”.

A la par se refuerza el intervencionismo del Estado sobre el sector privado por una vía menos onerosa que las antiguas expropiaciones y nacionalizaciones, en un proceso que debilita progresivamente al empresariado.

Unidad Periodística de Econométrica