Esta expresión le debe pasar por la cabeza a más de un venezolano, de los pocos que tienen capacidad de ahorro. El pensamiento está más justificado cuando vemos que la brecha entre lo que nos pagan los bancos y la tasa de inflación se hace cada vez más grande.

Hace unos meses atrás abordamos el tema del ahorro en Bs, en un artículo titulado “Quiero ahorrar en bolívares… pero sin perder”. En 2013 estamos sufriendo una inflación que se acelera más y más. Sólo en mayo el BCV reportó que el incremento de la canasta de bienes y servicios que sigue fue de 6%, dejando la inflación interanual (últimos 12 meses) en 35,2%. Mientras tanto las tasas de depósitos de ahorro siguen estables en 12,5%.

Con los números de inflación y tasas pasivas que les menciono, la pérdida de poder de compra de nuestros ahorros está alrededor de 16%. Es decir, de mantenerse  la situación actual durante un año, entonces dentro de 365 días nuestros ahorros comprarían 16% menos de lo que comprarían ahora. Y lo que es peor, la perspectiva es que la inflación se acelere más, superando el 40% anual y en ese caso la caída de poder de compra de los ahorros sería aun mayor, superior al 20%.

Esto ya lo hemos vivido, llevamos décadas viviéndolo, pero este año el efecto negativo en los ahorros, debido a la brecha que les comento, será el peor de los últimos 10 años. Ahorrar en bolívares no será “negocio” y será completamente normal observar una serie de estrategias defensivas por parte del ciudadano.

En 2013 el venezolano verá aumentar su sed de ahorro en divisas, aquellos que no puedan ahorrar en divisas buscarán realizar gastos, muchas veces no tan necesarios, para que sus bolívares no pierdan poder de compra con el tiempo. Los bolívares serán una papa caliente, de la que será muy difícil deshacerse en medio de un control de cambio.

Son pocas las alternativas que tenemos para protegernos de la inflación. Tener una vivienda secundaria no es una opción debido a las invasiones, comprar vehículos se hace cada vez más difícil, remodelar nuestra vivienda es otra tarea que se hace compleja por la gravedad en el abastecimiento en los productos de la construcción, y así sucesivamente. Los venezolanos estamos expuestos y vulnerables producto de años de políticas erradas que terminan atándonos de manos ante una economía que se nos torna hostil.

Por último, es sensato alertar sobre la posible formación de una burbuja en activos reales como carros y bienes inmobiliarios, la cual podría verse propiciada por tasas activas reales negativas. Es decir, así como ahorrar en bolívares es negocio, muchos verán como buena idea endeudarse en bolívares para invertirlos en activos que se revaloricen al mismo ritmo de la inflación (y a mayor ritmo que la tasa que se paga por el crédito solicitado). Esta práctica puede que sea una alternativa atractiva en el corto plazo, pero tendremos que estar pendientes de la formación de burbujas en el mediano plazo.

La inflación es uno de los problemas recurrentes en la economía venezolana, y es la raíz de muchas de las distorsiones que hoy vivimos. Dominarla ha sido una tarea fallida para los distintos gobiernos, incluyendo éste. Como les comenté en el artículo anterior, creo que este azote nos acompañará de manera muy dañina  por lo menos este año y el próximo.

Henkel García

Analista e Instructor en Finanzas.

Presidente de Visión de Inversión

Director de @Econometrica

Maestría Administración, mención en Finanzas UNIMET

Twitter: @HenkelGarcia