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El precio de la divisa

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En días pasados la prensa reseñaba que Venezuela se vería obligada a devaluar su moneda el año que viene indistintamente de quien gane la presidencia el próximo mes de octubre. Predecir una devaluación, además de ser importante financieramente, se ha convertido en uno de los temas favoritos de los economistas para hacer predicciones, después de todo, pese a lo imposible de predecir el futuro, siempre se espera que los economistas, cuando menos, den una aproximación razonable.

La realidad es que no se requiere de mucha economía, si algo más de la que maneja Giordani, para darse cuenta que el precio actual del dólar es insostenible siquiera a mediano plazo. A finales del año pasado participamos en algunas discusiones sobre si el gobierno tomaría la decisión de hacerlo en el año 2012 o si por el contrario tomaría la decisión de correr la arruga a la cómoda sombra de los elevados precios petroleros y de las mejoras en las condiciones de los mercados de deuda. Lo cierto es que a medida que pasan los días de 2012 se hace cada vez más improbable que ocurra una devaluación antes de las elecciones de octubre. En su momento comenté que el tipo de cambio es una decisión política y más en Venezuela porque tiene implicaciones de primer orden en la distribución del ingreso nacional. Postergar el ajuste cambiario contribuye a generar un bienestar efímero. Nada más importante en un año electoral que postergar ajustes y malas noticias, siempre claro está, que se pueda.

El aumento del precio de la cesta venezolana y sobretodo las mejoras generales en los mercados de deuda facilitan que la devaluación sea postergada. Esto no indica que las condiciones fundamentales que hacen necesaria una devaluación no sigan en pie. Al tipo de cambio oficial actual, la demanda de divisas supera con creces la oferta. El venezolano no solo demanda divisas para importar bienes y servicios como algunos todavía creen, lo hace también para acumular activos financieros. En los últimos 30 años el venezolano; toda una generación de ellos, aprendió que sencillamente ahorrar en bolívares no es rentable. Esto ha hecho que el venezolano no solo necesite dólares para cubrir sus compras foráneas sino que los necesite para preservar el valor de sus ahorros. Esta situación no ha cambiado y no cambiará en el mediano plazo mientras no contemos con un banco central comprometido con darle estabilidad al bolívar.

Hace algunos unas semanas escuchamos declaraciones de voceros de gobierno prometiendo bajar la inflación a un dígito. Un mal chiste. La credibilidad en materia de política económica de este gobierno es mínima. Es absolutamente imposible que Venezuela experimente una tasa de inflación de una cifra en el mediano plazo. La elevada inflación en Venezuela es la responsable de las presiones sobre la paridad bolívar dólar pero también es cierto que una devaluación, en el corto plazo tiene impacto directo sobre a tasa de inflación. El control de cambio ha tenido efectos muy perniciosos en la economía, como haber marginado a Venezuela de las corrientes de IED que han ingresado al resto de los países de la región, pero hay uno menos perceptible. El control de cambio ha permitido que, un banco central con un penoso historial reciente, pueda continuar con una política monetaria irresponsable. Lo de los pagarés a PDVSA es solo un eslabón adicional a la cadena de desatinos que empezaron, en este gobierno porque llevan mucho más que 13 años, con la entrega de las utilidades cambiarias avaladas en aquel entonces por algunos economistas que buscaban congraciarse con el régimen. Venezuela necesita un banco central verdaderamente comprometido con la estabilidad de su moneda, tanto internamente como externamente. El control de cambio lejos de generar estabilidad en ambos frentes ha contribuido a agravarlas. El ajuste cambiario que ha de venir debería ser una oportunidad para empezar a componer los desatinos que se han tenido en materia cambiaria. No deberíamos desaprovecharla, aunque a la luz de la historia reciente, no apostaría a favor de que no lo hagamos nuevamente.

Francisco Ibarra Bravo

@franibar10