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El futuro y el sector privado

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Habrá elecciones este domingo y tan importante como saber quien resulte electo lo será el saber cuanto es la diferencia. Esa diferencia es crucial para entender el margen de acción que tendrá el próximo presidente. Lo que ocurra el domingo podrán ser buenas, malas o muy malas noticias para el sector privado nacional. Este domingo hay mucho en juego.

El modelo económico del partido de gobierno funcionó mientras hubo ingresos petroleros crecientes. Lo que vivimos actualmente son los últimos estertores de ese modelo. El gobierno tuvo que devaluar en febrero y luego generar un mecanismo complementario de entrega de divisas porque sencillamente los desequilibrios llegaron al llegadero. El socialismo venezolano ya no pude distribuir la abundancia porque la dilapidó, ahora lo que puede repartir es esperanza y miseria. Todavía al parecer el electorado no lo ha comprendido, pero no tardará mucho más en hacerlo. Un modelo económico con un enfoque prácticamente exclusivo en la distribución no puede generar progreso social a largo plazo. La renta petrolera externa permitió que el país nuevamente viviese la utopía de creer que las cosas van a cambiar solo cambiando quien reparte la torta. Todavía no se han dado cuenta de que quienes reparten la torta, luego de 14 años, se han constituido en un importante grupo que solo defiende sus intereses. Al recientemente fallecido James Buchanan no le dieron un Nobel por tener nombre de Whisky.

El sector privado ha sido el más golpeado durante los años de política económica giordaniana. Visto siempre con desconfianza, bajo el prisma de la izquierda casposa, el sector privado ha sido visto como un enemigo al que hay que tener siempre en retirada, acosado y preocupado hasta más no poder en saber desde donde vendrá la próxima andanada del Estado.  Ese es el sector privado que tenemos en Venezuela actualmente. Un sector privado reticente a invertir, destinando cuantiosos recursos a ver de donde pueden sacar los dólares para seguir operando, lidiando en algunos casos con sindicatos hostiles, guapos y apoyados, pendientes de que funcionario se enamorará de su negocio e impulsará una agenda para declararlo de interés nacional y finalmente confiscarlo. Esa es la situación del sector privado nacional. Más pendiente de sobrevivir que de desarrollarse, más pendiente de pasar desapercibido que de tomar riesgos, generar empleo y bienestar.  Una vez leí en una entrevista a un encargado de mejorar cotos de caza en España referirse al conejo como un animal que vive permanentemente aterrorizado. En Venezuela el sector privado vive como un conejo: permanentemente aterrorizado.

El actual gobierno decidió ver al sector privado como un enemigo en lugar de un aliado. El resultado electoral podrá incidir mucho en el panorama del sector privado nacional. Si hay un cambio de gobierno, el sector privado podrá mirar al futuro con más optimismo, no será fácil revertir el daño hecho y tomará mucho tiempo generar un clima de negocios favorable. Esto no se decreta, como por desgracia tampoco el poder de compra del salario mínimo. Si el gobierno retiene el poder pero lo hace un margen menor al del 7 de octubre, existe la posibilidad de que una vez Maduro tenga la legitimidad suficiente pueda traer algunos cambios importantes a su gabinete económico. En ese caso es posible que ocurran cambios favorables para la empresa privada. De ocurrir una victoria por un margen mayor, es difícil pensar que el gobierno no se sentirá legitimado para continuar por la senda que hasta ahora ha transitado, aun cuando todos sabemos a donde llega.

Venezuela necesita un sector privado vigoroso, que genere empleo y bienestar. Para ello necesitamos un clima de negocios favorable y que el gobierno vea al sector privado como lo que es: un aliado. Es posible que el resultado electoral no sea el que deseemos pero quizás sea suficiente para traer cambios favorables. Venezuela necesita sus empresarios y cuando me refiero a empresarios me refiero a los de verdad. Esperemos que el próximo domingo el electorado envíe esta señal.

Francisco Ibarra Bravo

@franibar10