¡Porque sólo anticipándote podrás triunfar. Porque sólo podrás anticiparte si tienes un plan!

El bono azul (o amarillo)

El pasado miércoles 30 de marzo se aprobó en segunda discusión la Ley del Bono de Alimentación y Medicamentos para Jubilados y Pensionados. La iniciativa fue presentada por el diputado Miguel Pizarro y contó con los votos de la bancada opositora. El chavismo votó en contra, al parecer luego de haber sufrido un ataque de racionalidad presupuestaria, este ataque seguro será solo temporal.

Este tipo de iniciativas, de las cuales el chavismo ha sido maestro en los últimos años, las hemos criticado siempre. Por coherencia no podemos quedarnos callados cuando las lleva a cabo la oposición. Lo primero es dejar claro que los motivos para decretar el bono pueden ser lógicos e incluso justos. Con esto no estamos avalando que este tipo de medidas corrijan los problemas de fondo que han destruido el poder de compra de los salarios. Dadas las circunstancias actuales, cada aumento por decreto de bonos y salarios será rápidamente diluido por el aumento de los precios mientras no exista una verdadera política antiinflacionaria.

Lo segundo y fundamental es la inutilidad de plantear el debate como la lucha entre buenos y malos. Este ha sido el argumento primitivo con que el chavismo ha jugado todos estos años y solo basta ver el estado de convivencia nacional para evaluar los resultados. No es mejor Miguel Pizarro por proponer este bono que Ricardo Sanguino cuando hacía lo mismo con los aumentos de salario mínimo. No son más justos o más sensibles por hacerlo, lo que sí son es más irresponsables por nunca plantear como van a ser financiados estos gastos.

En Venezuela la discusión sobre el presupuesto público ha sido rebajada al nivel de país bananero. Por más que el chavismo pretenda vendernos la ficción de que siempre de alguna forma ha sido así, desde Gómez hasta la llegada de Chávez al poder siempre hubo cierta cordura en el manejo del dinero público. Con esto no estoy diciendo que no hubiese corrupción, que la hubo, pero siempre hubo un cierto orden. Lamentablemente la majestad del presupuesto público fue destruida por el chavismo y contrariamente a lo que se pueda pensar, estas acciones de la oposición poco contribuyen a revertir la situación.

No se pueden decretar gastos presupuestarios sin que se indique cómo van a  ser sufragados. No vale con que “si hay plata para aquello, debe haber para esto otro”. Este argumento infantil es el responsable en gran medida del escalofriante déficit fiscal que acaba siendo monetizado por el BCV, destruyendo el valor de la moneda y en última instancia del poder de compra de los salarios. Si queremos ofrecerle algo diferente a los venezolanos no podemos seguir repitiendo los mismos errores que nos han traído hasta aquí.

Venezuela atraviesa por la coyuntura económica más difícil de nuestra historia en tiempos de paz. La economía va para su décimo trimestre de contracción económica. La política económica chavista va a dejar una sensación de estafa nacional nunca antes vista. La corrupción ha campeado a sus anchas y la destrucción institucional abarca casi todo ámbito nacional. La tarea de reconstrucción será ardua y no podemos empezar a hacerla repitiendo las mismas fórmulas que nos han traído hasta aquí. La próxima vez que la oposición decrete algún aumento en el gasto público tiene que decir claramente cómo lo va a financiar y no escudarse supuestas reconducciones de gasto que no llegarán. Para salir del atolladero actual debemos necesariamente desandar mucho de lo que el chavismo ha hecho. Para desandarlo requerimos de políticos distintos, que asuman hablarle claro a la gente y que abandonen el infantilismo de creerse moralmente superiores a sus pares chavistas.  Solo serán mejores que aquellos si son capaces de ofrecerle algo mejor a los venezolanos. Hasta ahora, salvo contadas excepciones, muy poco.

Francisco Ibarra Bravo

@franibar10

Director de @Econometrica