¿Cuánto vale Guillermito?
Hace unos días pudimos escuchar a David De Lima, el mismo que viste y calza, develar supuestamente el plan económico de la alternativa democrática. Algunos días antes ya había comenzado la maquinaria mediática del Gobierno con el cuento de que viene el coco. Es por ello muy difícil de pensar que lo de William Ojeda no tenga nada que ver con lo anterior. De todas formas una sospecha no es suficiente para condenar pero si para estar más atentos.
El miedo es una de las emociones más primitivas que tiene el ser humano y por lo tanto es una de las más poderosas. Es perfectamente entendible que quien detenta el gobierno utilice el miedo para tratar de sustraer impulso de su competidor. Esto es tan natural que lo vemos en cualquier elección. El año pasado en España Rubalcaba hablaba de la “motosierra” con la que venía Rajoy para hacer los recortes y en esta semana aquellos que dedicamos tiempo a ver la convención demócrata nos cansamos de escuchar “we are moving forward not backwards”. Así que no hay nada nuevo, como ya nadie cree aquello de que se viene la guerra civil sin Bolivita, es necesario emplear otra táctica y ésta, hay que decirlo, luce más efectiva. Hasta aquí todo es “excesivamente normal” como diría aquel filósofo.
Es sin embargo pertinente tomar las declaraciones de Ojeda para analizar otro problema como lo es la ignorancia respecto a lo que es el liberalismo. Ojeda se refiere a neoliberalismo. Siempre me han causado algo de pena aquellos que emplean la palabra porque no tiene sentido alguno. Las ideas liberales de hoy en día siguen siendo esencialmente las mismas que defendieron Locke, Hume, Mill, Ortega y Gasset, Hayek y Friedman entre muchos otros. Pese a que existen más de 300 años entre la muerte del primero y del último, a Milton Friedman jamás se le hubiese ocurrido definirse como neoliberal o más concretamente “neolibertarian”. Milton Friedman era sencillamente un liberal en el sentido tradicional de la palabra, además de un grandísimo economista. La definición de neoliberal ha sido acuñada de forma siempre despectiva para designar a aquellos que tienen una visión clara y definida del rol del estado en la vida económica de las personas, ignorando que el aspecto económico es solo una parte de las ideas liberales. Muchos no saben que varias de las ideas que algunos creen progresistas son en realidad liberales. La esencia del liberalismo es la defensa de la libertad individual, nada de que avergonzarnos por ser liberales, eso sí, lo de neo lo dejamos para La Matriz.
El diputado Ojeda debería saber que las ideas liberales en el campo económico jamás han sido puestas en práctica en Venezuela y que por lo tanto no pueden ser responsables del desastre económico que vivimos. Lo que coloquialmente se refirió como paquetazo en el segundo mandato de CAP no fueron reformas liberales en sentido estricto como el mismo Miguel Rodríguez ha admitido. Lamentablemente el común de las personas asocia un programa de ajuste económico con paquetazo neoliberal. Es curioso pero cuando Giordani ha decidido devaluar, aumentar el IVA y meterle el freno al gasto público en términos reales no ha sido tildado nunca de neoliberal. Ojeda confunde la racionalidad económica, que se resume en aquello de que no hay almuerzo gratis, con liberalismo y paquetazo económico. Sería realmente temerario asignarle un valor a William Ojeda, el valor de un ser humano no tiene precio. A lo que si se le puede poner precio es a la formación económica de William Ojeda y yo me voy a aventurar a ello. Según mis cálculos la formación económica de Ojeda no va más allá de dos tardes de discusión en El Gran Café de Sabana Grande: más o menos cuatro marrones grandes y media caja de Belmont.
Francisco Ibarra Bravo
