¡Porque sólo anticipándote podrás triunfar. Porque sólo podrás anticiparte si tienes un plan!

Cuando los milagros no son milagros

Engranaje_Economia_Runrunes

Es común oír hablar de milagros económicos. Se habla del milagro alemán o japonés luego de la Segunda Guerra Mundial, del milagro coreano y en él los últimos años de China. En la región digamos que se habla del milagrito chileno y recientemente del peruano. En ninguno de los casos ha obrado milagro alguno.

Alemania y Japón quedaron destruidas luego de la guerra pero no hay que olvidar que antes de ésta, eran unos países con una industria y un potencial económico tremendo. Las condiciones necesarias para lograr un nivel de desarrollo económico estaban ahí antes de la destrucción y siguieron en pié luego de ésta. Si bien ambos países perdieron un número importante y vidas, su capital humano esencial para impulsar su recuperación seguía presente, y aún más importante, las instituciones conducentes al crecimiento económico seguían en pie. En el caso de Alemania la historia fue tan generosa que nos brindó la posibilidad de comparar como al alterar estas instituciones no ocurrió milagro económico alguno y como aquella Alemania que fue controlada por los soviéticos se rezagó sustancialmente respecto a la occidental, donde se respetó la propiedad privada y la libre empresa. El caso alemán es el mejor ejemplo de cómo una nación con potencial puede ser reducida a la mediocridad por un sistema institucional deficiente. Lo verdaderamente sorprendente es que todavía exista gente que no haya entendido la lección.

En Asia el caso de Corea, donde también la historia nos ofrece una oportunidad única de comparar, tenemos una nación que es líder mundial en productos de tecnología, astilleros, acero y otras industrias. Al norte del paralelo 38 reside la otra mitad del pueblo coreano encerrado en una cárcel gigante bajo un régimen monárquico. Mientras que en el sur hay abundancia y Gangnam style, en el norte hay tiranía, hambre y miseria. En el sur se favoreció la propiedad privada, la libre empresa y el comercio. Los resultados son más que obvios. Esto nos deja con el caso de China que es como aquel clavo ardiendo al que se agarran algunos. China es hoy en día de todo menos comunista, lo único que tiene de comunista es el régimen de partido único. China es una economía de mercado donde se promueve la libre empresa y el comercio. El supuesto milagro económico chino no ha sido otra cosa que poner a disposición del mercado mundial una inmensa fuerza de trabajo. No ha habido milagro chino, lo que ha ocurrido en China, como en otros países, ha sido que se han dejado operar las fuerzas del progreso económico. Si duda estas fuerzas no han sido suficientes para lograr democratizar el país, esa es la tarea pendiente, pero si han sido los suficientemente poderosas para sacar a millones de la pobreza.

En la región nos quedan los milagritos. El tan cacareado caso chileno no es más que la muestra de que cuando se respeta la propiedad privada, la libre iniciativa y se favorece el comercio las cosas a mediano y largo plazo irán mejor. Chile en los últimos 30 años no ha crecido a la velocidad de las economías asiáticas, ni siquiera a la velocidad de las economías europeas de la postguerra, pero ha crecido de forma sostenible y ha logrado un progreso importante. El caso peruano, solo confirma lo anterior. Bajo gobiernos diferentes ha logrado mantener una estabilidad económica e incentivar la libre empresa y el comercio. Acá en Venezuela donde la izquierda radical se ha sentido justificada, solo se limitan a ver los lunares de todos estos procesos. En Chile el tema de los estudiantes y en Perú los inconvenientes con las mineras. Según estos entendidos, estas sociedades van de cabeza a la ruina, una ruina que ya quisiera yo para Venezuela.

Todavía sigue existiendo debate entre los economistas sobre las condiciones suficientes para lograr el crecimiento económico sostenido y con ello mejorar, en última instancia, el nivel de vida de las mayorías. En lo que sí parece haber cierto consenso es en cuáles son las condiciones necesarias para ello. El contar con un marco institucional que proteja la propiedad privada, favorezca la libre empresa e incentive el comercio parece  ser un buen punto de partida.  Si a esto usted le suma un buen manejo macroeconómico y una importante inversión pública en ciertas áreas clave como educación e infraestructura, probablemente tenga una buena receta para empezar. En Venezuela parecemos estar empeñados en no aprender de las lecciones que otros nos han dado. El acoso a la empresa privada, el pésimo manejo macroeconómico, el escandaloso aumento de la deuda pública y el mantenimiento de un tipo de cambio sobrevaluado solo garantizan que el país seguirá teniendo un desempeño económico mediocre e insuficiente para la tarea de mejorar el nivel de vida de los venezolanos.  Los venezolanos hemos estado haciendo caso omiso de la historia. Al parecer todavía puede más una idea, por ingenua que sea, que la realidad.  En economía no hay milagros, solo hay sentido común y por desgracia en Venezuela, como otras cosas, escasea.

Francisco Ibarra Bravo

@franibar10

Cortesía de RunRun.es